Lindsay Gottlieb, quien entrena al equipo de la Universidad de California en Berkeley, vivió la incómoda situación en el aeropuerto internacional de Denver el lunes, cuando se disponía a abordar un vuelo.
La empleada le pidió a Gottlieb que “probara” que era la madre de su hijo de un año, incluso después de ver el pasaporte del niño.
Luego la mujer le pidió el certificado de nacimiento del menor citando “ley federal”, y procedió a preguntarle a la madre consternada si podía demostrar su vínculo filial con una publicación en Facebook, escribió Gottlieb en un tweet.
“Teníamos un pasaporte que verificaba la edad e identidad de nuestro hijo, y ambos padres estaban presentes”, dijo Gottlieb en un comunicado al diario The Washington Post el martes. “Pero seguir siendo empujada más allá para ‘probar’ que él era mi hijo fue irrespetuoso y motivado por algo más que la preocupación por su bienestar”.
Aunque la empleada le dijo que le llamó la atención que el menor no tuviera del apellido de la madre, Gotlieb señaló que la motivación real es otra. “Creo que es porque tiene un color de piel diferente”, escribió la entrenadora, quien es blanca. Su pareja, el padre del menor, Patrick Martin, es afroamericano.
Gottlieb contó que una madre a su lado le dijo que nunca le habían pedido una “prueba” cuando viajaba con su hijo, que también tenía un apellido diferente, pero que era de la misma raza. “No fue sorprendente pues no era una familia birracial”, agregó la entrenadora, refiriéndose a la diferente situación con la otra madre.
El niño, Jordan Peter Martin, ha volado con su madre ’50 veces’ antes, dijo Gottlieb.
Ella se quejó del incidente a Southwest Airlines a través de Twitter y dijo que la aerolínea se disculpó rápidamente. La política de Southwest es verificar que los niños de regazo sean menores de 2 años, y para ello requieren un certificado de nacimiento o una identificación emitida por el gobierno, pero no se les pide a los empleados que los apellidos de un niño y un tutor coincidan en vuelos nacionales.
Gottlieb dijo que el incidente la hizo darse cuenta de que el tipo de interrogatorio que ella experimentó probablemente sea común entre las familias no blancas.
“Si bien fue inquietante y emotivo, me doy cuenta de que este fue solo un día de mi vida en el que me sentí incómoda y nuestra familia se sintió ‘menos que’ mientras que otros enfrentan situaciones similares a diario”, reflexionó.
“Espero que la cobertura que ha recibido pueda servir como una oportunidad de aprendizaje y que todas las familias, independientemente de cuán ‘tradicionales’ puedan parecer o no, sean tratadas con dignidad y respeto”.
Publimetro Chile
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