Por Zoë MasseyFOTÓGRAFA@ZoePix
Hace un tiempo que tengo diferentes conversaciones sobre arte. Con niños o con adultos nos preguntamos si el arte debería cumplir solo la función de ser ‘bonito’, ‘estético’, ‘correcto’. Hace poco, con alumnos de segundo grado de primaria, conversamos sobre la importancia del arte para poder conocer hoy cómo fue nuestro pasado. Ellos mencionaron textiles, cerámicas, esculturas, pinturas. Y claro, sin estas piezas y habiéndose anulado la tradición oral, no tendríamos ni idea de mucho de lo que hoy sabemos. Entonces los niños, sus profes y yo, concordamos que el arte contaba la historia.
El arte puede incomodar, te puede enfrentar a tus miedos, puede hacerte cuestionar, pensar, detonar tu creatividad y también puede hacerte sonreír.
La semana que pasó el más que genial Carlos Cruz-Diez nos trajo a Lima, al distrito de San Isidro, un proyecto que viene trabajando desde los años 70. Y varios -incluyendo un congresista- pusieron el grito en el cielo. ‘¡Cómo es posible que se vayan a pintar de colores los cruces peatonales!’. ‘Qué huachafada’. ‘Van a generar accidentes de tránsito’… Y claro, si una línea de diferente color en el cruce peatonal te hace chocar, no es problema del color, el problema es que tienes brevete.
No deja de llamarme la atención que quejas así no las he visto nunca tan apasionadas para criticar a los que se estacionan sobre el crucero peatonal a diario, o a quienes bloquean las rampas, o por los cientos de accidentes de tránsito que hay a diario. Pero unas líneas de colores, un poco de arte urbano, y de un artista del nivel de Cruz-Diez… un escándalo. No deja de sorprenderme que muchos lo llamen una huachafada, pero ni bien viajan a Nueva York se toman foto con cuánta escultura de LOVE encuentran, mural de quien sabe qué grafitero, y felices, orgullosos, comparten su amor por el arte urbano. No lo entiendo.
El artista venezolano Cruz-Diez viene interviniendo pasos peatonales desde 1975. Esta propuesta de uso de la calle como soporte para el arte ha viajado a diferentes ciudades del mundo. Él sostiene, en una entrevista que leí, que ‘el habitante de una gran ciudad adopta una actitud de autómata, de indiferencia. En su deambular cotidiano atraviesa un paso peatonal o se detiene ante un semáforo obedeciendo el código aprendido, sin tomar conciencia del acto’.
El arte en la calle ‘podría despertar lecturas que conduzcan hacia otros niveles de información, de conocimiento y del placer de ver y no solo mirar. Además, la calle es también el soporte ideal para obras efímeras no institucionalizadas. El artista puede crear en el pasante situaciones de impacto afectivo, de sorpresa, de humor y de ruptura, despertando su imaginación’. Y ahí es cuando un artista de 94 años viene a pintar de colores tu tan moderno espanto ante el arte en las pistas en el 2018. Anda, disfrútalo, créeme que es un lujo tenerlo aquí. El arte no pertenece solo a las paredes de un museo, sal de tu caja mental. Excelente apuesta (una más) del alcalde Manuel Velarde de San Isidro y sus constantes retos al vecindario quejica.
¿En qué calles están? En los alrededores del Parque Combate de Abtao, en el cruce de la calle Las Orquídeas con Andrés Reyes, Dean Valdivia y Amador Merino Reyna. Podrás verlos durante seis meses. (Al congresista Ventura que salió a criticar esto, espero verlo legislando y poniendo orden en el caos vehicular, reduciendo la cifra de muertes en nuestras calles, ordenando y formalizando el sistema de transporte y poniendo mano dura en las normas de tránsito, digo, ya que está tan preocupado por los cruces peatonales).
.-
NOTAS RELACIONADAS
San Isidro: intervenciones artísticas para promover el respeto al peatón [FOTOS]
‘Ir al Reino Unido a dar la mano’, por Zoë Massey [AGENTE DE CAMBIO]
‘La Hora Azul’, por Zoë Massey
‘Cinco años de Pietá’, por Zoë Massey [AGENTE DE CAMBIO]
‘¿Dónde termina Lima Metropolitana para ti?’, por Zoë Massey