POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger
No te metas con mis Panamericanos. El nuevo target para seguir generando inestabilidad en el gobierno de PPK es el evento deportivo más importante de América. Guardemos por unas semanas ‘la homosexualización de nuestros niños’ y el nuevo currículo escolar en el cajón de los pendientes, y busquemos qué noticia podría generar una nueva ola de indignación en los peruanos. Fácil: el diluvio y los más de 500 mil peruanos afectados por El Niño.
El Niño es un enemigo conocido por los peruanos. Entre 1982 y 1983, y entre 1997 y 1998, el terrible infante causó 374 muertes, 412 heridos y daños en 42 mil viviendas, 73 mil hectáreas de cultivo, 59 puentes y 884 kilómetros de carreteras. Las exportaciones del sector pesquero disminuyeron 76,5% y las pérdidas nacionales fueron de 1.200 millones de dólares. Lo que pasa hoy ya nos ha pasado antes, pero eso no quita que esté lloviendo 10 veces más de lo que llueve en un año normal. ¿Qué se hace ante una emergencia como la que estamos viviendo? ¿Acaso no sabíamos ya que esto nos volvería a pasar tarde o temprano? ¿Por que siempre reaccionamos cuando estamos de nuevo hundidos en el lodo?
La prevención es la única salida para dejar de vivir la misma película de terror cada cierto tiempo. Y los gobiernos regionales cuentan con jugosos presupuestos que deberían invertirse de una vez por todas en mejorar la infraestructura de nuestras ciudades y prevenir a los peruanos de más desastres como el que estamos viviendo. ¿Pero qué pasa con esa plata? La mayoría de estas partidas nunca terminan siquiera de ejecutarse. Solo al gobierno de Piura se le asignaron 239 millones de soles el año pasado de los cuales ejecutó únicamente el 49%. Este año han sido 242 millones de soles los recibidos y a la fecha solo ha sido utilizado el 3%. La situación es parecida en otras regiones. Y con las municipalidades pasa lo mismo. Entonces, la cuestión no es que no haya plata, sino aprender a manejarla y supervisar bien la inversión de la misma de acuerdo a un plan de prevención que termine de una vez con estas emergencias.
Los Panamericanos deberían celebrarse el 2019 en Lima. Eso no solo nos pondría en vitrina como el país anfitrión, sino que además sería un excelente incentivo para promover nuevas inversiones. Si damos un paso al costado, como sugieren ahora la Confiep, Luz Salgado y los fujimoristas, Luis Castañeda (¿ahora que se desbordó también el río Rímac el mudo volvió a enterrar el pico?), los apristas y un importante sector del periodismo incluso, ¿qué imagen daremos como país? Nadie quiere colocar la tragedia de miles de peruanos debajo de la alfombra, pero que no nos agarren nuevamente de ingenuos. Plata hay, el tema es que se use debidamente.
La verdad detrás de este nuevo episodio de falsa indignación es volver a zamaquear al gabinete y al presidente, generar un huaico de reclamos y hacer parecer a este gobierno como el culpable de décadas de corrupción e incompetencia estatal en prevención de desastres naturales. Lo terrible es que en vez de poner el hombro y pensar en verdaderas formas de ayudar, la oposición está obstinada en hacer caer al gobierno y tomar el poder como sea. Difícil que el país pueda alzar vuelo con tanto peso encima. Ni el mejor salto con garrocha parece librarnos de ese mal.
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