El heredero de Samsung, mayor conglomerado de Corea del Sur, apareció esposado y atado este sábado para su interrogatorio por un gran escándalo de corrupción, que provocó la destitución de la presidenta del país.
Lee Jae-Yong, de 48 años, está acusado, entre otros cargos, de haber pagado 40 millones de dólares en sobornos a la confidente de la presidenta Park Geung-Hye, a cambio de favores políticos.
El vicepresidente de Samsung Electronics, e hijo del presidente del grupo, se mantuvo en silencio, y con la mirada fija al frente, al ser rodeado por una horda de periodistas a su llegada a la oficina de los fiscales especiales que investigan el caso.
Bajos las mangas de su impecable traje azul marino podían verse las esposas de metal, así como cuerdas blancas que le rodeaban los brazos y la espalda. Su número de preso figuraba en una placa que llevaba en el pecho.
Lee Jae-Yong fue detenido provisionalmente el viernes y pasó su primera noche en una celda individual de 6,27 metros cuadrados, en lugar de una para seis, un privilegio reservado a los dignatarios, según la prensa local. Normalmente vivía en una lujosa casa de Seúl, valorada en cuatro millones de dólares.
Entre otros presos figuran la propia Choi Soon-Sil, amiga desde hace 40 años de la presidenta, sospechosa de haber obligado a los grandes grupos a “dar” cerca de 70 milllones de dólares a dudosas fundaciones que estaban bajo su control. También están encarcelados un exjefe de la administración presidencial y el exministro de Cultura.