‘(…) Tú crees que no te extraño, y que cuando te escribo es solo el momento que me acuerdo de ti; lo que te prometo, no es exacto, porque te tengo siempre presente en mi mente y mi corazón…’.
El fragmento de esta carta que el almirante Miguel Grau Seminario envió a su esposa Dolores Cavero en setiembre de 1879, mientras enfrentaba a la armada chilena, se lee sobre una de las paredes de la Casa Miguel Grau de Lima (Jr. Huancavelica 172, Lima Cercado).
Allí vivía el héroe nacional Miguel Grau, junto a su esposa y ocho de sus diez hijos (dos fallecieron), antes de pasar a la inmortalidad durante el Combate de Angamos, el 8 de octubre de 1879, nos recuerda Greca Costilla, guía oficial de la Marina de Guerra del Perú.
De aquí partió Miguel Grau por última vez a mediados de mayo de ese año para comandar el monitor Huáscar —dice Costilla—, el buque que hizo retroceder más de una vez a la escuadra chilena durante la Guerra del Pacífico.
En el segundo piso de esta casona, el tiempo parece detenido. En sus cinco habitaciones todavía se conservan los espejos, relojes, candelabros y fotos que Miguel Grau y su familia instalaron para decorar el hogar.
Además, se exhiben espadas e instrumentos de navegación, una pequeña réplica del Huáscar, retratos al óleo de la familia Grau Cavero y documentos de puño y letra del autor.
‘Antes de partir a apoyar la causa de la guerra con Chile, Miguel Grau le entrega una carta testamento a su esposa, indicándole que solo la debía abrir si no regresaba. En ella le deja todos los documentos de la casa y de sus bienes’, cuenta la guía.
Miguel Grau nunca se imaginó que su cuerpo se desintegraría con el impacto del proyectil de un cañón enemigo (solo se encontró su pierna derecha, desde la pantorrilla hasta el pie con la bota puesta). Pero aquella mañana de 1879, cuando dejó por última vez el hogar, el almirante estaba seguro que daría la vida por su patria.
Opinión
Genoly Lip – Jefa de la División de Museos Navales de la Marina de Guerra del Perú
“El almirante Miguel Grau es uno de los héroes más admirados del Perú por su valentía y arrojo (en episodios como los combates de Iquique y Angamos). Sin embargo, no solo destaca por sus valores militares, sino también personales. La Casa Grau resalta esta parte humana, además de su faceta militar y política. Actualmente, venimos reelaborando el guion museográfico para que el visitante se traslade a 1879 ni bien pase por la puerta. Esperamos implementarlo en tres meses”.
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Gracias a todos los que colaboraron con la Reciclatón.