Un mamífero, de la especie que sea —incluida la humana—, demora unos 21 segundos en orinar. Un sultán marroquí tuvo 888 hijos en 30 años. Una gallina puede caminar como un dinosaurio.
Todo esto fue seriamente estudiado por científicos que recibieron los humorísticos Premios Ig Nobel, más conocidos como los “anti-Nobel” de la Universidad de Harvard, en Massachusetts (noreste de EEUU).
Los Ig Nobel se entregan anualmente a los científicos cuyos logros “primero hacen reír y luego ponen a pensar”, según la consigna de la ceremonia que se celebró el jueves por la noche en el teatro Sanders de la universidad.
Cinco científicos chilenos (Bruno Grossi, Omar Larach, Mauricio Canals, Rodrigo A. Vásquez y José Iriarte-Díaz) ganaron el premio de biología “por observar que, al adherir un palo con un peso al trasero de una gallina, ésta camina de una manera similar a como se cree que caminaban los dinosaurios”, señalan los organizadores de la gala en su página de internet.
La investigación, que fue publicada en febrero del año pasado en la revista científica PLOS One, concluye que “al manipular la locación del centro masivo de los pájaros vivos, es posible recrear la postura y el movimiento de las extremidades que se adjudica a los dinosaurios bípedos extintos”.
En el rubro de física, el premio fue para tres científicos de la Georgia Tech University que descubrieron que todos los mamíferos de más de 3 kg demoran exactamente el mismo tiempo en vaciar sus vejigas: cerca de 21 segundos.
“Esta hazaña es posible porque los animales más grandes tienen uretras más largas y, por tanto, hay una mayor fuerza gravitacional y mayor velocidad en el flujo” de orina, indica el resumen del estudio publicado en mayo del año pasado en la revista especializada PNAS.
El ganador recibió su trofeo de manos de un verdadero receptor de un Nobel, el estadounidense Eric Maskin, quien se llevó en 2007 el codiciado galardón sueco en Economía.
¿Dónde duele más?
En matemática, el comité del Ig Nobel eligió a dos austríacos que usaron análisis estadístico para definir si, como asegura la leyenda, Mulay Ismaíl, sultán de Marruecos, realmente pudo haber engendrado a 888 hijos entre 1697 y 1727.
Con sus cuatro esposas y un harén de otras 500 mujeres, los científicos concluyeron que sí, que es posible.
En la categoría de química, el premio fue para un equipo de científicos australianos y estadounidenses que “inventaron una receta química que consigue des-hervir parcialmente un huevo” y devolverlo a su composición original.
En la sección de literatura triunfó un equipo internacional que descubrió que la palabra “¿Huh?”, o su equivalente con otras grafías, existe en todos los lenguajes humanos, aunque no se sabe bien por qué.
Los más sacrificados fueron, tal vez, los ganadores de los premios de fisiología y entomología.
El estadounidense Justin Schmidt ganó esta categoría por crear el Índice Schmidt de Dolor por Picadura, que cataloga el nivel de dolor que siente la gente tras las picaduras de distintos insectos, y para cuyo estudio él se mismo prestó como sujeto a ser picado.
En una investigación parecida, su colega Michael Smith se hizo picar por abejas en 25 lugares distintos para descubrir cuál es el área del cuerpo donde la picadura duele más. Para quien quiere saberlo, el resultado fue: las fosas nasales, el labio superior y el pene.
En otras áreas, además de la investigación, el comité dio un premio económico a la policía de Bangkok por ofrecer una prima a los oficiales que se niegan a aceptar sobornos.