Recorrieron kilómetros de selvas y montañas con morrales de 40 Kg, saltaron de helicópteros y trabajaron 20 horas por día durante el entrenamiento más duro y extenuante del ejército estadounidense hasta que, este viernes, las dos primeras mujeres se graduaron en la Ranger School, el comando de élite de Estados Unidos.
Este hito es visto con optimismo por otras oficiales, que esperan que se abran más opciones para las mujeres en el frente de combate.
La teniente Shaye Haver y la capitán Kristen Griest enfrentaron los mismos desafíos de combate, supervivencia y resistencia que los 94 hombres que también sufrieron hasta conseguir tener su insignia de Ranger School (Escuela de Rangers, como se conoce el comando de élite estadounidense) en el uniforme.
Pero las mujeres, además, padecieron la atención de los medios y se convirtieron en símbolos del debate estadounidense sobre la pertinencia —o no— de los puestos de combate para tropas femeninas.
“Me siento tremendamente orgullosa”, dijo la capitán retirada Sue Fulton, quien también marcó un hito en su momento cuando se convirtió en la primera mujer en graduarse de la academia militar de West Point en 1980.
Fulton formaba parte de una delegación de graduados de West Point que acudieron a Fort Benning, Georgia (sureste) para felicitar a la teniente Haver, de 25 y a la capitán Griest, de 26.
Ambas usarán la codiciada insignia de Ranger en sus uniformes, pero no se unirán al 75° Regimiento de Rangers —la unidad ligera de infantería de élite— porque ésta aún no acepta mujeres.
Sin embargo, se están abriendo otras unidades de vanguardia. Mientras, se considera que el examen de la Escuela de Rangers es un paso clave en la carrera de una oficial.
Otra graduada de West Point en 1980, Lillian Pfluke, dijo a la AFP que la graduación de las oficiales muestra que el ejército está “aceptando a las mujeres en el corazón de su organización”.