CARMÍN QUIJANO
En su primer acto oficial como presidente de la Real Academia Española (RAE), el filólogo español Darío Villanueva habló con Publimetro durante la presentación de la 23.a edición del Diccionario de la lengua española en San Juan de Puerto Rico.
El primer diccionario de la RAE fue conocido como Diccionario de Autoridades (1726-1739). ¿En qué se diferencia de la nueva edición? Además de la cantidad de palabras, que en la primera edición era mucho menor, el Diccionario de Autoridades no contenía palabras que denotaran objetos indecentes. El lector no encontrará en él palabras que se refieran al sexo, al cuerpo o a la escatología. Hoy eso sería inaceptable. Estas palabras denotan cosas que existen, y, por tanto, el diccionario debe recogerlas. La RAE no hace un diccionario políticamente correcto.
A su juicio, ¿qué país hispanohablante posee mejor dominio del español? No se puede definir el uso de un idioma en el nivel general de un país. Lo importante es que, siendo yo español y director de la RAE, se sepa que nosotros, al igual que rechazamos que hablemos mal, también rechazamos que seamos los que mejor hablamos.
¿Qué opina del español que se emplea en los mensajes de texto y las redes sociales? Eso no es una lengua. Es simplemente un código específico, es decir, la manera en que se representa una lengua. Se caracteriza por economizar y, en consecuencia, se recurre mucho a las abreviaturas. Eso ha existido siempre. Los manuscritos medievales estaban llenos de abreviaturas y eso no destruyó la coherencia de la lengua. No soy apocalíptico en relación a eso. La clave siempre está en la educación.
¿Los medios de comunicación tienen mucha influencia en el uso de la lengua? Si hubiera que graduar hoy en día la influencia de la educación y los medios, casi habría que pensar que los segundos tienen más importancia que la primera, porque la educación es una etapa que tiene un fin. En cambio, la comunicación no. Los periodistas son corresponsables de que la lengua se use de manera digna.
Actualmente el español es la tercera lengua del mundo en número de hablantes. ¿Algún día podrá desplazar al inglés? A veces digo que el inglés ganó la Segunda Guerra Mundial. Es decir, es la lengua franca por la guerra. Hay caminos muy diversos para ocupar el lugar de prominencia, pero un factor clave es la cuestión demográfica. Y ahí nosotros estamos avanzando mucho. Por otro lado, está la influencia. Nosotros, sin duda, tenemos ya una gran influencia cultural. Y quizás podemos crecer mucho en la influencia económica y en la política.