Por Verónica Klingenberger
Es la culpable del tránsito pesado y la excusa perfecta para que nos visiten Leonardo DiCaprio y probablemente Emma Watson. La COP 20 es el tema de todos los días aunque nadie sepa bien qué es lo que se está discutiendo ni cuáles son los objetivos principales de la convención. Yo andaba en las mismas hasta que el estudio en el que trabajo recibió el encargo de elaborar la versión amigable del informe sobre cambio climático y desarrollo humano realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El encargo resultó altamente angustiante y no precisamente por los ajustados deadlines. El motivo principal fue el contenido al que nos enfrentamos y la información tuvo el efecto de una doble bofetada.
El cambio climático no es algo horrible que pasará en el futuro ni hay mucho que puedas hacer para contrarrestarlo. Huaicos, deslizamientos, sequías e inundaciones se han intensificado en las últimas décadas y el 67% de los desastres registrados se debe al cambio climático. El Niño, por ejemplo. Los dos últimos que sufrimos (1982-1983 y 1997-1998) fueron calificados como ‘Mega-Niños’. Las lluvias intensas se han duplicado en los últimos cuatro años, lo que trajo consigo más epidemias debido a las inundaciones. También se duplicó la frecuencia de incendios forestales, vinculados a periodos secos y calurosos. La cuenca amazónica, considerada el ‘pulmón del mundo’, sufre una mayor frecuencia de sequías y crecidas extremas. Solo las inundaciones del 2012 afectaron a 190 mil peruanos. Y uno de los casos más preocupantes es el de los Andes. El aumento de la temperatura ha alcanzado un ritmo de 0,2 a 0,3°C por década, muy por encima del promedio del planeta. Todo indica que hacia finales de siglo la temperatura podría elevarse entre 5°C y 6°C. Eso ha producido una acelerada deglaciación y la pérdida gradual de agua para todas las poblaciones costeras del país. Nota mental para los limeños: vivimos en un desierto.
El Perú es el tercer país más vulnerable ante el cambio climático en todo el mundo, a pesar de que solo generamos el 0,4% de los gases de efecto invernadero que se producen en el planeta. La principal razón es la enorme exposición que tenemos debido a nuestra variedad de climas y ecosistemas y diversidad biológica. La otra razón es nuestra casi nula capacidad de respuesta, algo sumamente preocupante si tomamos en cuenta los niveles de pobreza en los que viven millones de peruanos. Se han implementado acciones como la transformación del Sistema Nacional para la Gestión de Riesgos de Desastres, que pretende convertirse en un ente reductor de condiciones de riesgo y dejar de actuar solo como un centro de respuestas ante emergencias. Se han creado sistemas de alerta temprana que hacen posible una intervención rápida entre instituciones y población. Y se ha creado también el Grupo de Impulsores de la Gestión de Riesgo, integrado por organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas.
Aún así, es necesario fortalecer la capacidad de respuesta y adaptabilidad que tenemos los peruanos ante las condiciones actuales y futuras del clima. Y eso solo se dará a través de la información, el aprendizaje, la innovación y de que los peruanos recordemos el respeto que teníamos por el medio ambiente (solo basta recordar quienes eran nuestros dioses) y recuperemos también esas prácticas ancestrales que tan orgullosos nos harían sentir ahora. Eso es lo que busca la COP 20 y el informe del PNUD. Y hasta Leo quiere que, al menos por unos minutos, te concentres solo en eso.