El problema comienza cuando alguien comparte imágenes íntimas con personas que considera de confianza, y luego es extorsionado para evitar que se distribuyan o que dañen su reputación o sus relaciones familiares, señalaron agentes especializados de España, Colombia y Ecuador que asisten en Quito a un encuentro de Ameripol (Comunidad de Policías de América).
Laura, una ecuatoriana de 24 años que pidió omitir su apellido por seguridad, retrata bien el drama de las víctimas de esta modalidad de “cibercrimen”.
“Empecé una relación con una persona que vivía en Chile y fuimos novios a distancia”, contó a la AFP. “Nos enviábamos fotos en ropa interior. Después se convirtió en una persona que yo desconocía y amenazó con enviar las fotos a mis papás. Hace dos meses volvió a escribirme y me pidió 200 dólares a cambio de no mandar las fotos. Lo denuncié en la Fiscalía, pero me dijeron que no me podían ayudar”, relató.
El auge de prácticas como estas obligó a los cuerpos policiales a formar agentes capaces de rastrear este tipo de agresiones, con el fin de derivarlas a la justicia.
“Tanto ciberdelincuentes como ciberpolicías usamos las mismas técnicas para el bien y el mal. Lo que nosotros hacemos es que las fusionamos con la investigación”, afirmó Nicolai Zapata, jefe de la Unidad de Cibercrimen de Ecuador.
Los agentes son formados en “ethical hacking”, una especie de manual de prácticas éticas para infiltrar correos y redes sociales sin generar colapsos como los que realizan los piratas informáticos, dijo Fredy Bautista, jefe del Centro Cibernético Policial de Colombia.
El nuevo léxico del crimen
Conforme avanza la tecnología también se amplía el léxico del delito.
Para los ciberpolicías ya son comunes términos como “grooming”, que es la obtención de grabaciones íntimas de niños con fines pornográficos, o el “sexting”, que denomina el intercambio de fotos de contenido sexual por celulares que puede derivar en extorsión o matoneo.
Laura también fue víctima de una modalidad conocida como “pornovenganza”, un método de represalia por traición o ruptura amorosa que consiste en difundir imágenes íntimas de una persona sin su consentimiento.
“En Estados Unidos ya está legislándose el porno por venganza. Están elevándolo ya a una categoría de tipo penal porque está disparado”, comentó Bautista.
En diciembre del año pasado, la fiscalía de California (oeste de EEUU) acusó de 31 cargos, entre ellos conspiración, robo de identidad y extorsión, a un hombre que operaba una página de internet especializada en porno vengativo.
En la reunión internacional que termina este miércoles en Quito, el comisario principal de la policía española Manuel Vásquez manifestó que estas prácticas tomaron mayor impulso con el desarrollo de los teléfonos inteligentes.
“El ‘sexting’ es una tendencia a través de teléfonos móviles en la que se envían fotos (desnudos). Te piden una foto y luego se la mandan a tus amigos”, explicó Vásquez.
Los ciberpolicías actúan sobre todo en la recolección de pruebas para eventuales enjuiciamientos.
“Tenemos gente para entender cómo funciona una red, cómo funciona un sistema, cuáles son las vulnerabilidades y adónde tendría él (policía) que dirigir sus esfuerzos de búsqueda de pruebas”, señaló Bautista.
Las unidades de Policía también usan redes sociales para alertar, sobre todo, a la población adolescente sobre “grooming”, “sexting” y “sextorsiones”. En países como Ecuador las leyes ya castigan los usos indebidos de imágenes virtuales.
Bautista cree que el fenómeno se origina en parte en los usos recreativos asociados a las nuevas tecnologías.
“Si hay algo en lo que el ser humano es promiscuo es con sus dispositivos (electrónicos) y en el acceso a redes sociales”, afirmó el experto.
El V Encuentro de jefes de Ameripol, una organización surgida en 2007 que agrupa a 30 cuerpos de Policía, analiza en Quito varios temas, como el cibercrimen, el tráfico de personas y de armas, entre otros.