El mundo se sorprende al ver cómo una protesta supuestamente pacífica ha acabado en una confrontación armada, con grupos del ejército rusos abocados en el territorio ucraniano de Crimea. Lo que trae a la memoria que Ucrania fue un silo nuclear de la URSS y un gran contingente nuclear.
En la actualidad Ucrania tiene 15 reactores nucleares operativos que dan electricidad al menos a la mitad del país, según información de Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), los cuales son enriquecidos por el uranio de Rusia y supuestamente los residuos de plutonio son eliminados por el país liderado por Putin.
Esta relación se remonta a la post-guerra, cuando Ucrania formó parte de la Unión Soviética durante la Guerra Fría por lo que estas armas eran parte del arsenal ruso, las cuales fueron heredadas en el nuevo país independiente.
Es así, que al final de la Guerra Fría, Ucrania tenía 1 900 ‘cabezas’ nucleares y cientos de armas tácticas nucleares, muchos de estos almacenados en Crimea, específicamente en la región del valle del Kiziltashsky, lugar donde se utiliza una instalación subterránea secreta para montar y almacenar cabezas nucleares.
Sin embargo, en 1990 el parlamento ucraniano aprobó una política “no nuclear” la cual incluía librar al país de estos dispositivos. Pero tardaría cuatro años para que aquello se efectúe, cuando el Parlamento firmó el acuerdo de Budapest, el cual instaba a desmantelar su arsenal nuclear.
En ese sentido, los trenes comenzaron a moverse con reservas nucleares de Ucrania a las instalaciones de desarme en Rusia. En total unos cinco mil dispositivos del ámbito nuclear se removió en un centenar de trenes. La operación se completó en 1996 y Ucrania se unió al pequeño club de países nucleares, que ahora incluye a Libia y Sudáfrica, que han renunciado voluntariamente a sus arsenales nucleares.
En 2012, el último suministro nuclear de Ucrania de uranio altamente enriquecido fue entregado a Rusia.
En el contexto actual donde Rusia ocupa parte de Crimea, vale la pena señalar que el acuerdo de Budapest fue firmado por la propia Rusia junto con Ucrania, EE.UU. y Reino Unido, los cuales “exigen las garantías de seguridad ante cualquier incursión en territorio ucraniano por una potencia nuclear sería llevado sin demora ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, según informa New York Book Review.
Pero la dependencia de uranio de Rusia para estos reactores, a pesar de que el suministro de combustible proviene de EE.UU., podría estar ejerciendo influencia sobre Ucrania ante el riesgo de quedarse a oscuras.
Desde la incursión rusa en Crimea, el presidente interino de Ucrania ha dicho que el país iba a desplegar fuerzas armadas alrededor de sus instalaciones nucleares, mientras que el Parlamento de Ucrania ha hecho un llamamiento a los observadores internacionales para ayudar a proteger sus reactores.