Por: Verónica Klingenberger
Hace poco más de un año, un amigo me encargó que le diera mi versión escrita sobre el fin del mundo. Era para una publicación temática en la que, además de relatos de ficción y no ficción, se incluyeron dibujos e ilustraciones, todos ellos apocalípticos a su manera. El texto que envié era una suerte de contemplación de los últimos días de un colono y su pequeña familia en Marte. Mientras su mujer y sus hijos dormían, el protagonista bebía una cerveza fría frente a un televisor que le anunciaba, a través de un noticiero, los últimos minutos de vida en nuestro planeta. Afuera de su casa-cápsula, y a falta de gravedad, las hojas de los árboles artificiales se precipitaban violentamente contra un piso rojo y polvoriento.
El relato quedó perdido en el espacio hasta hace un par de semanas, cuando, durante una de esas reuniones de trabajo en las que nadie quiere trabajar, otro amigo manifestó exaltado que estaba a punto de hacerse realidad. Bueno, al menos una parte de él.
Liderado por un holandés de 36 años llamado Bas Lansdorp, Mars One (www.mars-one.com) es un proyecto privado que busca voluntarios de todos los países para conformar la primera colonia humana en el Planeta Rojo. Para inscribirse, uno debe tener como mínimo 18 años, contar con un buen estado físico, hablar fluidamente el inglés y estar dispuesto a afrontar los ocho años de entrenamiento previo frente a una cámara de televisión: todo será transmitido en vivo en un reality que pretende superar los 600 millones de televidentes que vieron a Neil Armstrong sellar la Luna con su huella en 1969. Piénsalo, ¿quién se perdería esa ‘season finale’ con los primeros cuatro astronautas llegando a Marte?
Mars One no es el único proyecto con intenciones de hacer dinero ofreciendo una inmejorable vista del espacio. Dennis Tito, un multimillonario estadounidense, y el primer turista espacial en el 2001, ha anunciado un plan para enviar, en el 2018, a dos personas en un viaje de ida y vuelta a Marte. Elon Musk, el billonario fundador de Space X y Tesla Motors, se ha propuesto transportar a 80 mil aventureros al Planeta Rojo, al módico precio de 500 mil dólares por cabeza. Y ya sabemos lo que trama Richard Branson durante sus resacas.
Lansdorp necesita 6 mil millones de dólares para financiar un proyecto que, además, viene con una cláusula pavorosa que debería estar escrita en altas, negritas, tamaño meteorito: el viaje es solamente de ida. Por razones económicas y logísticas, el regreso a la Tierra no puede ser garantizado. La idea puede resultar espeluznante o desgarradora para algunos (¿las dos cosas?), pero no ha desanimado a todos: Mars One ya cuenta con más de 200 mil inscritos, entre ellos nueve peruanos de entre 21 y 47 años. Y después de enterarnos del hallazgo de agua en toda la superficie de Marte (la noticia del mes, junto con el perfecto final de Breaking Bad), todo parece indicar que las crónicas marcianas dejarán de ser un invento literario. Y ocurrirán más pronto de lo que crees.