“Se pensaron que la bala me silenciaría, pero fracasaron”, dijo con voz firme Malala, nueve meses después de que los talibanes le dispararan en la cabeza por defender la escolarización de las niñas. Pero “del silencio han salido miles de voces”, afirmó la joven, que se cubrió la cabeza con un chal rosa.
“No estoy aquí para hablar de venganzas personales contra los talibanes (…) estoy aquí para defender el derecho a la educación de todos los niños”, reconoció la joven, que este viernes celebra su cumpleaños número 16.
“Los terroristas pensaron que cambiarían mis objetivos y detendrían mis ambiciones, pero nada ha cambiado en mi vida, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza han muerto; la fortaleza, el coraje y el fervor han nacido”, proclamó Malala, ovacionada varias veces durante su discurso.
“Tomemos todos nuestros libros y nuestros bolígrafos. Son nuestra arma más fuerte. Un niño, un profesor, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”, reiteró, al tiempo que defendió que los hijos e hijas de talibanes sean escolarizados.
La joven paquistaní aseguró que “hoy no es el día de Malala, sino el día de todas las mujeres, todos los niños, todas las niñas que han alzado su voz para defender sus derechos”.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que se refirió a la joven como “nuestra heroína”, felicitó a Malala por lanzar “un mensaje de esperanza y dignidad”. “De lo que tienen miedo los talibanes es de que los jóvenes sean educados”, afirmó.
Ban recordó que 57 millones de niños en edad de acudir a la escuela primaria no reciben escolarización. “La mayoría son niñas y la mitad vive en países en conflicto”.
También defendió que “las escuelas deben ser refugios para todos los niños y niñas”, en referencia a los recientes ataques contra centros educativos en Pakistán y Nigeria.
Malala entregó a Ban una petición con más de 330.000 firmas para que los 193 países miembro de la organización financien profesores, escuelas y libros.
El ex primer ministro Gordon Brown, enviado especial de la ONU para la educación, presentó a Malala en la sede de la ONU como la “niña más valiente del mundo” y señaló que su recuperación es un milagro.
Los talibanes dispararon a la cabeza de la joven paquistaní, gran defensora de la escolarización de las niñas, el 12 de octubre del año pasado cuando regresaba a su casa en un autobús escolar en el valle de Swat.
Tras el ataque, su familia se trasladó a vivir a Birmingham (centro de Inglaterra), donde la joven fue sometida a múltiples operaciones. Los médicos tuvieron que colocarle una placa de titanio para cubrir el agujero en su craneo, pero uno de sus oídos ha quedado gravemente afectado.
La revista Time la nombró en abril como una de las personas más influyentes de 2013 y es considerada una de las candidatas más fuertes para ganar el próximo Premio Nobel de la Paz. Además, ya ha firmado un contrato de tres millones de dólares para escribir su biografía.
Los talibanes dejaron claro que atacaron a Malala para decir al mundo que las niñas no tienen derecho a recibir una eduación. Han señalado que la joven sigue siendo su objetivo.
Malala empezó a escribir con 11 años un diario, bajo el pseudónimo de Gul Makai una heroína pashtún, que la BBC publicaba en su sitio en urdu.