El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, confirmó el nuevo saldo en una rueda de prensa, sin especificar las posibles causas de la explosión.
Unos 600 empleados se encontraban dentro de la fábrica al momento de la explosión, hacia las 09H00 locales (13H00 GMT), en la planta Williams Olefin ubicada en Geismar, un pequeño pueblo al norte de Nueva Orleans.
Habitantes de la zona dijeron a medios locales que sintieron que sus casas se remecieron por la explosión, mientras que algunos dijeron haber visto una enorme bola de fuego que se tragó una parte de la fábrica.
Las autoridades pidieron a las personas que viven a menos de tres kilómetros de la planta cerrar las ventanas de sus casas y apagar el aire acondicionado para protegerse del humo potencialmente tóxico, pero levantaran la orden unas horas después.
“No hemos detectado presencia de químicos en el aire”, dijo Jean Kelly, portavoz del departamento de calidad ambiental de Luisiana, tras una primera inspección.
“El fuego en la fábrica Williams Olefin continúa ardiendo pero se encuentra bajo control en estos momentos”, dijo el concejo local en su página de Facebook. “Por favor sigan pendientes de nuevos anuncios hasta que la situación esté resuelta totalmente”, señaló.
Los trabajadores pudieron cerrar las válvulas de emergencia y aislar la unidad tras la explosión, informó la compañía.
La explosión ocurrió a dos meses de otra similar en una planta de fertilizantes en Texas que mató a 15 personas, entre ellas dos bomberos, e hirió a otras 200.