La revelación de que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) recopila información de las llamadas y mensajes electrónicos de personas en todo el mundo ha generado la alarma por una mejor protección contra esta intromisión a la privacidad en teléfonos y redes sociales.
Las comunicaciones de voz son más vulnerables, ya que son más fáciles de interferir, pero están surgiendo novedosas aplicaciones telefónicas que ofrecen soluciones.
Silent Circle, desarrollado por criptógrafos especialistas en la lucha contra el terrorismo, usa las técnicas de ‘ephemeral’ para encriptar llamadas y anular cualquier rastro.
‘Con este método no queda registro de la llamada. Usted podría tener la conversación en las mismas oficinas de la NSA y ellos no podrán leerlo’, le dice a Publimetro Mike Janke, CEO de Silent Circle y ex oficial de la Marina británica.
‘Imposible darle datos de estas llamadas a cualquier gobierno porque no las tenemos’. La empresa Silent Circle provee sus servicios en 117 países de los cinco continentes y uno puede suscribirse desde cualquier lugar a través de Internet por un costo de 120 dólares anuales. Varias compañías que figuran en la lista de las Top 500 de Fortune 500 utilizan sus servicios.
‘La banda ancha móvil ha permitido el cifrado de voz, algo imposible de lograr en teléfonos tradicionales’, explica Marek Tuszynski de My Shadow, un grupo que promueve la privacidad como uno de los objetivos centrales de los derechos humanos y enumera en su sitio web las herramientas para poder defenderla.
A la hora de elegir una herramienta de cifrado, Tuszynski recomienda utilizar una con código de fuente abierta y exámenes de transparencia. Lo dice porque los usuarios deben estar conscientes de que ‘cualquier tipo de cifrado planta una bandera de alerta y te puede convertir en sospechoso’.
Los llamados NSAleaks también revelaron la complicidad de gigantes tecnológicos como Facebook, YouTube y Yahoo y por eso My Shadow alerta contra las redes sociales.
‘El libre intercambio de información está dominado por estas atractivas redes que viven de vender sus datos’, dice Tuszynski, quien está convencido de que estas redes son incompatibles con la vida privada.