Un jurado estadounidense se declaró este jueves incapaz de llegar a una decisión unánime respecto a Jodi Arias, quien luego de ser hallada culpable del horrendo asesinato de su exnovio espera saber si será condenada a muerte o a cadena perpetua.
Un jurado en Phoenix (Arizona, suroeste) decidió la semana pasada que Arias podría ser sentenciada a muerte porque su acción fue “especialmente cruel”, pero tras deliberar este jueves por tercer día consecutivo, no llegó a una decisión unánime sobre su condena.
La jueza Sherry Stevens declaró “juicio nulo” y fijó una nueva audiencia para el 18 de julio, informó el noticiero CNN.
Las opciones son llegar a un acuerdo o buscar a un nuevo jurado, que tendría que escuchar nuevamente toda la evidencia, explicó el abogado de la defensa Marc Victor en una entrevista televisiva a ABC.
“Es realmente un buen momento para que el fiscal del condado Juan Martínez (…) diga que buscará poner fin a este asunto y ofrecer una cadena perpetua a cambio de la renuncia a todas las opciones de apelación”, señaló Victor.
El 8 de mayo, el mismo jurado halló a la mujer de 32 años culpable de asesinato en primer grado, en un caso que captó la atención mediática en Estados Unidos al ofrecer escabrosos detalles sobre sexo, mentiras y violencia extrema.
Arias fue juzgada desde enero por la muerte de su exnovio de 30 años Travis Alexander en junio de 2008, en un ataque frenético en que le asestó 27 puñaladas, un tiro en la cabeza y un corte en la garganta.
El martes, Arias se dirigió al jurado para pedirles que le perdonaran la vida, enumerando el bien que podría hacer a la sociedad si en camnbio de la pena de muerte fuera sentenciada a cadena perpetua.
De pie ante el jurado, dijo que tras las barras podrá promover el reciclaje, iniciar un club de lectura o donar su cabello a organizaciones caritativas para pacientes en quimioterapia.
“Seguiré donándolo (el cabello) durante el resto de mi vida”, prometió la mujer, quien argumentó haber actuado en defensa propia.
“Antes de ese día, no le hubiera hecho daño ni a una araña. Todavía me cuesta creer que fui capaz de tanta violencia. Pero ahora sé que lo fui y lo lamentaré el resto de la vida”, dijo, luchando por contener las lágrimas.