El científico británico Robert Edwards, pionero de la fecundación in vitro y premio Nobel de Medicina en 2010, falleció este miércoles a los 87 años de edad, anunció su universidad.
“Con gran tristeza la familia anuncia que el profesor Sir Robert Edwards, ganador del premio Nobel, falleció tranquilamente mientras dormía el 10 de abril de 2013 tras una larga enfermedad”, señaló el comunicado divulgado por la Universidad de Cambridge, a la que seguía vinculado.
Este científico británico logró el nacimiento del primer “bebé probeta”, Louise Brown, el 25 de julio de 1978, un acontecimiento histórico que fue primera plana en todos los periódicos del mundo.
Más de cuatro millones de personas nacieron desde entonces gracias a la fecundación in vitro.
Sus trabajos fueron recompensados en 2010 con el premio Nobel de la Paz, pero el científico que vivía retirado desde hacía años, no pudo ir a buscar ya su premio a Estocolmo por motivos de salud.
Nacido el 27 de septiembre de 1925 en la localidad de Batley, cerca de Leeds (norte de Inglaterra), sirvió en el ejército británico de 1944 a 1948, antes de iniciar sus estudios de biología en la Universidad de Bangor, en Gales, y luego en Edimburgo (Escocia), donde se doctoró en 1955 con una tesis sobre el desarrollo embrionario de los ratones.
Tras un primer empleo en el Instituto Nacional de Investigación Científica en Londres, comenzó a trabajar en 1963 en la Universidad de Cambridge, donde cinco años más tarde vio por primera vez de vida creada fuera del útero.
“Nunca olvidaré el día que miré dentro del microscopio y vi algo extraño en los cultivos”, dijo Edwards en 2008. “Lo que vi fue un blastocisto humano mirándome fijamente. Pensé: lo conseguimos”, agregó entonces.
Una década después, el 25 de junio de 1978, nacía Louise Brown, fruto de la primera fecundación in vitro —fecundación de los ovocitos por los espermatozoides fuera del cuerpo de la madre—, en un parto rodeado del más absoluto secreto para escapar al acoso de los medios de comunicación.
En 1980, Edwards y Steptoe fundaron Bound Hall, la primera clínica de fertilidad del mundo, Bourn Hall, donde continuaron perfeccionando su procedimiento con más de 10.000 bebés nacidos hasta la fecha.