Durante la apertura del debate parlamentario sobre el estado de la nación, Rajoy defendió su política de austeridad tras su llegada al poder a finales de 2011, afirmando que las medidas tomadas fueron “impuestas por la ruina que amenazaba” a España.
En un discurso de marcado corte económico, el jefe de Gobierno también abordó las sospechas de corrupción que cuestionan su autoridad y dividen el seno de su formación, el Partido Popular: “no es verdad que en España haya un estado general de corrupción”, aseguró.
El tono victorioso de Rajoy contrastó con la crítica intervención del líder de la oposición socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba: “su gestión, señor Rajoy, ha sido sencillamente desastrosa. El resultado de esta política está a la vista: recesión, desempleo y desigualdad”, atacó.
“La corrupción es veneno para la democracia pero la mezcla de paro masivo, empobrecimiento del país, aumento de la desigualdad y un escándalo que contamina al partido del gobierno es explosiva para nuestro sistema político”, reivindicó el líder socialista, que aseguró que Rajoy no está capacitado para dirigir el país.
En el origen del profundo malestar de la opinión pública se encuentra el programa de austeridad lanzado por el Gobierno para sanear las cuentas públicas que ha provocado numerosas movilizaciones sociales y, según algunos economistas, supone un lastre para el crecimiento.
Numerosos colectivos profesionales, especialmente relacionados con la educación y la sanidad, asociaciones y partidos minoritarios han organizado para el sábado una “marea ciudadana” para denunciar estas medidas que, en su opinión, suponen “un golpe de Estado financiero”.
Pese a estos esfuerzos draconianos, o quizá debido a ellos, la cuarta economía de la zona euro, en serias dificultades desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, entró por segunda vez en recesión a finales de 2011 y presenta una tasa de paro del 26,02% de la población activa.
El déficit público, anunció Rajoy, se situará en 2012 “por debajo del 7%” del PIB tras haber alcanzado el 9,4% en 2011: un resultado algo por encima del límite del 6,3% negociado con Bruselas pero inferior al de las previsiones más pesimistas.
Aunque las perspectivas se mantienen negativas en 2013, el jefe de Gobierno aseguró que la gestión en su primer año en el poder permitió “dejar atrás la inminencia del desastre” y “evitar el naufragio” de España. Un camino largo por recorrer “Empezamos a ver la senda del futuro”, añadió, pese a admitir que “el camino a recorrer es todavía largo” y “la realidad social terriblemente dura”.
Tras el programa de austeridad para ahorrar cerca de 150.000 millones de euros en tres años, Rajoy anunció “una segunda generación de reformas” para impulsar la creación de empleo y la actividad de las pequeñas y medianas empresas.
Estas nuevas medidas se centrarán especialmente en fomentar el empleo entre los jóvenes, que sufren una tasa de paro por encima del 55%.
Por ello, el Gobierno ofrecerá incentivos fiscales a los empresarios que contraten a tiempo parcial a jóvenes menores de 30 años, dijo Rajoy.
La nuevas reformas también incluyen la flexibilización del pago del IVA a partir de 2014 para estimular la actividad de las pequeñas y medianas empresas destinadas a facilitar el acceso de los emprendedores a un fondo de financiación dotado con 45.000 millones de euros.
Estas medidas de impulso sucederán a un programa de austeridad draconiana lanzado en 2012 que incluía recortes presupuestarios en la función pública, especialmente en sanidad y educación, el aumento del IVA y la reducción de las prestaciones por desempleo.
Para 2013, el Gobierno prevé que siga la recesión con un retroceso del PIB del 0,5%, una cifra que las organizaciones internacionales aumentan notablemente, antes de volver a crecer en 2014.
“Se necesita serenidad, paciencia y precisión porque el terreno en el que nos movemos es extraordinariamente complejo”, advirtió Rajoy.