El Metro de Londres , conocido como ‘The Tube’ (El Tubo), la más vieja red de subterráneos del mundo, tiene más de 40 estaciones abandonadas en sus 400 km de circuito. Muchas de ellas han acumulado polvo durante más de 100 años, pero ahora han vuelto a la vida nuevamente.
Y es que, en su 150 aniversario (que se cumplió ayer), un empresario fanático de los trenes está a punto de reflotar las estaciones abandonadas.
‘Nadie encontrará un proyecto que recapture tanto el espíritu londinense como el de reflotar estas estaciones fantasma’, dice Ajit Chambers, director de la Compañía del Viejo Subterráneo de Londres (Toluc por sus siglas en inglés), quien quiere traer a la vida 26 de las estaciones abandonadas y aprovechar sus espacios convirtiéndolas desde museos hasta clubs nocturnos.
En diciembre, Chambers presentó un plan formal de negocio al alcalde de Londres, Boris Johnson, para dar nueva vida a las estaciones. El excéntrico alcalde calificó la idea de ‘brillante’ y se comprometió a acogerla con una condición; ‘Vamos a hacerlo si no le cuesta un centavo a los contribuyentes de la ciudad’.
Pero Chambers no quiere dinero. Dice que tiene suficientes inversores. De hecho, ya tiene una oferta de 25 millones de euros para una sola estación, la Brompton Road, y tiene la intención de comprar, renovar y reabrir 11 más en los próximos cinco años.
Si bien el uso de las estaciones será variado, lo que importa a Chambers es preservar el lugar. ‘La primera etapa tendrá solo paseos históricos’, dice.
Muchas personas que trabajan de guías turísticos, en asociación con la Toluc, se han mostrado muy entusiasmadas con la idea de Chambers. Incluso 66 parlamentarios están apoyando al empresario en su proyecto.
Sin embargo, el cuerpo oficial de transportistas de Londres se muestra escéptico sobre la seguridad del proyecto, sobre todo por los graves accidentes en las estaciones abandonadas que se han dado en los últimos años.
‘Muchas de las estaciones se usan como salidas de emergencia que dirigen a autopistas. No veo cómo pueden convertirlas en seguras’, dice Ben Pedroche, autor del libro No se baje aquí.
Pero Chambers no se da por vencido. ‘La gente se burló cuando el motor a reacción fue inventado. Tengo fe en esto y lo haré posible’, asegura.