Luego del último debate, Barack Obama y Mitt Romney encaraban este martes la recta final de la campaña presidencial, sinónimo de recorridos incansables por los estados que en las dos semanas que restan podrían darles los votos necesarios para superar el empate que marcan las encuestas.
Al día siguiente del enfrentamiento televisado en Florida (sureste), consagrado a la política exterior y en el cual el presidente y su rival republicano trataron de convencer a los electores de centro e indecisos, ambos reanudan su campaña.
“Si usted sufre de Romnesia, si usted no se acuerda de las posturas que defendía no hace cuatro años sino hace apenas cuatro días, (…) existe una cura. Pero será necesario votar para que el medicamento contra la Romnesia” sea efcicaz, ironizó el presidente demócrata en Dayton, en el norteño estado de Ohio.
Poco antes, ante un entusiasta auditorio de 11.000 personas en Delray Beach, Florida, Obama había llamado a los estadounidenses a confiar en él. “No hay elemento más determinante en una campaña presidencial que la confianza. Ustedes me conocen, saben que digo lo que pienso y que pienso lo que digo”.
Luego de Florida y Ohio este martes, Obama emprenderá una verdadera maratón el miércoles, trasladándose a Iowa, Colorado y Nevada, y aún a California, donde participará en un programa televisivo.
Romney llegó por su lado este martes a Las Vegas, en Nevada, y luego se desplazará hasta Colorado, los dos estados del oeste considerados clave para el resultado de la elección. “Vamos a pasar mucho tiempo en los estados clave”, dijo a la prensa Kevin Madden, uno de sus consejeros más cercanos.