Comer despacio disminuye el apetito y hace que la comida ingerida sea menor. Así lo señala un estudio de la Universidad de Rhode Island, EE.UU.
El Laboratorio de Equilibrio Energético de esa casa de estudios concluyó que quienes comían rápido consumieron 88 gramos de alimento por minuto, frente a 71 gramos por minuto de quienes ingirieron su alimento a una velocidad media y 57 gramos por minuto de quienes comieron lento.
Asimismo, el consumo varió según el sexo: los hombres pueden comer cerca de 50% más de calorías que las mujeres.
Tras asegurar que comer lento permite saborear más los alimentos y da al organismo el tiempo necesario para que procese la sensación de saciedad, el estudio concluyó que la velocidad en el consumo de alimentos es directamente proporcional con el Índice de Masa Corporal (IMC). Esto es decir que el IMC de quienes comen más rápido es mayor que el de quienes comen más lento