Entre el ajetreo de fin de año, el estrés navideño y el calor sofocante siempre aparece la urgencia por hacer balances, pensar en qué situación estabas hace un año, revisar las expectativas que se tenían para el período que termina y, por supuesto, configurar nuevos deseos.
‘Se parte con entusiasmo, con una visión en extremo positiva del año que viene. Muy inflada de nosotros mismos también, sin tomar en cuenta que, en general, lo que pasa es que, con el correr del año, una se cansa, vuelve a los antiguos hábitos, postergando lo que nos planteamos como meta y desafío’, explica la sicóloga Paulina Sallés, aclarando que, con ese cansancio, empieza la procastinación y la tendencia a patear para más adelante nuestros objetivos, pero no debemos desviarnos de la ruta.
Más allá de las apreciaciones personales sobre el paso del tiempo, la sicóloga afirma que un cambio de ciclo, en especial si se vive de manera colectiva, como es el cambio de año en el calendario gregoriano que rige a Occidente, puede efectivamente ayudar a evaluar, analizar y planificar de forma realista el período que viene.
Sallés nos dio algunos consejos para enfrentar equilibradamente esta época.
Identificar los deseos
Muchas veces nos mueven más que la convicción, sin embargo, su capacidad de concretarse escapa de nuestra voluntad, entrando en juego factores como la suerte, el azar o incluso la voluntad de terceros. Sin embargo, sí hay aspectos en donde incide la voluntad personal. Paulina lo grafica con el siguiente ejemplo: ‘No puedo esperar ganarme el Kino si no juego Kino. No puedo esperar encontrar pareja si no socializo. Es necesario ayudar al destino’, explica.
Aterrizar objetivos
Lo primero que aconseja la sicóloga es escribir los propósitos, como una forma de hacerse cargo. ‘Esto ayuda a verlos en perspectiva, entendiendo que, detrás de cada uno, hay una serie de etapas que seguir’. Es enfática al decir que un error recurrente es plantearlos como metas al aire. Por poner un ejemplo, plantea que no sirve sólo proponerse ‘bajar de peso’. Es necesario ver el camino completo, pensando que los propósitos tienen etapas y una meta final.
‘Hay que ser muy concreta. Decir quiero bajar diez kilos. Para bajar diez kilos tengo que ir a la nutricionista, hacer un régimen saludable y hacer ejercicio. Entonces voy planteándome estas metas con plazos, subidividiéndola en tramos hasta llegar al objetivo real. También son objetivos que se pueden lograr sola, pero hay que evaluar bien o, si necesitas apoyo o no, porque hay cosas para las que se necesita ayuda profesional’.
Así, trazando metas claras se puede observar la autoeficacia. ‘Si cumplo mis propósitos en las fechas propuestas, me voy dando cuenta de que soy capaz, permite mantener la motivación y facilita que una cumpla lo que se propone. Además, así puedes llegar al próximo año, mirar hacia atrás y darte cuenta de que lograste lo que querías’.
El momento de evaluar también puede ser muy nutritivo. Para no hundirte en el pesimismo de las metas inconclusas y los sucesos desafortunados, en su blog Paulinasalles.com propone una práctica terapéutica para enfrentar momentos de cambio. También puede aplicar para cumpleaños o cualquier fecha que haga sentido como fin de ciclo y comienzo de otro.
1. Comienza por buscar un espacio de tranquilidad (idealmente sola) y revisa tu agenda semana por semana, mes a mes y anota los hechos y situaciones importantes del año. Las relaciones de pareja, de amistad o laborales que comenzaron y/o terminaron, las situaciones y experiencias difíciles que debieron afrontar, los cambios, viajes, decisiones, sucesos, pérdidas, etc. Todo aquello que ustedes sientan que puede haber sido importante.
2. Luego construyan una tabla con siete columnas y varias filas, de acuerdo al número de hitos que hayan encontrado. Les recomiendo que lo hagan en el computador para ir corrigiendo y para guardarlo, y mantenerlo a mano en cualquier situación.
3. En la primera fila de la primera columna van a escribir ‘hito’ y, en las filas que vienen hacia abajo, van a ir poniendo uno a uno cada hito importante que hayan encontrado. Luego, en la primera fila hacia la derecha escriban en cada cuadrante: ‘¿Qué hice mal?’, ‘¿Qué hice bien?’, ‘¿Cómo me sentí?’, ‘¿Qué queda por sanar?’, ‘¿Cómo lo voy a sanar?’, ‘aprendizajes y lecciones’. En este ítem se puede dejar espacio en blanco, para ir rellenando a medida que aparezcan las respuestas. 4. Luego, hacia abajo, vayan haciendo el análisis de cada uno de los hitos respondiendo cada una de las preguntas. No importa cuán extenso sea el análisis.
Todos estos pasos les permitirán fijar nuevos objetivos para el año que viene y mejorar esos aspectos que este 2018 quedaron inconclusos.
Por Rocío Venegas / Nueva Mujer
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