Por Violeta Montes RiveraEspecialista de la unidad de AprendizajeCentro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje CPAL
Una de las habilidades más importantes a desarrollar en los estudiantes hoy en día es la de ‘aprender a aprender’.
En una educación tradicional basada en el desarrollo de capacidades, los contenidos son sólo un segmento del conocimiento a ser adquirido por el estudiante, los cuales, además, cambian con el tiempo y se incrementan continuamente.
Es por ello que el estudiante debe conocer herramientas, estrategias y técnicas para seleccionar la información, para procesarla por sí mismo y poder transformarla en conocimiento. Si el estudiante aprende a aprender, entonces podrá actualizar sus conocimientos y formarse de manera autónoma a lo largo de su vida académica, viendo en la educación la oportunidad de alcanzar un cambio social, educativo y económico.
Se debe realizar un aprendizaje estratégico y metacognitivo en el aula de clases, con los alumnos y docentes para que pueden alcanzar herramientas para mejorar sus oportunidades sociales y educativas específicamente en los contextos vulnerables.
Herramientas claves para lograrlo son la metacognición, la autoeficacia y el aprendizaje autorregulado.
La metacognición en el aprendizaje
Desde que se introdujo el concepto de metacognición, la educación ha mejorado en muchos aspectos de aprendizaje y enseñanza. Las instituciones educativas han puesto durante décadas en la adquisición de contenidos y resultados. Ahora, los cambios se orientan hacia el modo de conseguir objetivos educativos que estimulen una enseñanza para la comprensión. En otras palabras, en lugar de exigir que los alumnos memoricen, hagan esquemas y resúmenes de forma mecánica, lo que se promueve es que aprendan de forma sistemática y metódica que deben hacer y cómo deben hacer lo que de ellos se espera.
Todo ello con la finalidad de descubrir las estrategias de aprendizaje y ayudar a los alumnos a ‘aprender a comprender’, haciéndolos capaces de un aprendizaje estratégico que sea útil.
De esta manera, el aprendizaje metacognitivo significa ser consciente de lo qué se sabe y de lo que es necesario aprender, de cómo se aprende, y de cómo se gestiona y controla de forma eficaz los procesos de aprendizaje, optimizándolos y orientándolos a satisfacer objetivos personales.
La metacognición es el pensar sobre el propio pensamiento, éste conlleva a una autorreflexión sobre el proceso del trabajo realizado. En este sentido, el aprendizaje toma mayor fuerza y conciencia para el educando al realizar un proceso activo antes, durante y después en su proceso de aprendizaje.
El docente debe favorecer la activación de estos conocimientos, tomando en cuenta las experiencias de sus alumnos y vincularlos significativamente al desarrollo de sus clases.
Este cúmulo de experiencias debe promoverse desde los primeros años de vida, siendo la familia, el principal soporte en estos inicios del aprendizaje. Por lo anterior, es importante estimular desde edades tempranas del ser humano la metacognición, ‘con el objetivo de aprender para la vida y no para pasar los exámenes’.
Los factores afectivos también se involucran en los procesos metacognitivos, ya que en la medida en que el alumno siente la motivación y significancia en su aprendizaje, se incrementará su participación y compromiso hacia la tarea de aprender. Los hallazgos demuestran que existe un gran vínculo entre la metacognición y los aspectos motivacionales.
En suma, fomentar la metacognición resulta fundamental en el ámbito educativo, social y familiar; pues contribuye al desarrollo de una educación integral, en donde los aprendizajes son apreciados, en la medida que son vistos útiles para su vida y necesarios para su actuar en la sociedad.
La posibilidad que el aprendizaje estratégico y metacognitivo entre al aula es una realidad latente, de manera que mientras más se estimule el aprendizaje y pensamiento a través del control y las discusiones en el aula, se estimularan a los alumnos a aclarar, elaborar, reorganizar y reconceptualizar la información.
Todos los alumnos pueden alcanzar el rendimiento elevado, siempre que sean estratégicos en el uso de técnicas y desarrollen un sistema de creencias y motivación que les anime a emplear las habilidades que poseen y a cultivar habilidades de pensamiento más avanzadas como la metacognición. Asimismo son los profesores los que deben iniciar y facilitar los cambios adecuados para que verdaderamente los alumnos tengan éxito, pero ¿esa situación es posible con la condición docente actual?, ¿el sistema educativo se encuentra preparado para evaluar habilidades de pensamiento? Son interrogantes que la escuela a través de lineamientos y prácticas educativas deben involucren en el desarrollo de éstas habilidades y el fomento de docentes modelos-mediadores que, junto con sus alumnos, construyan y articulen los aprendizajes.
El Instituto de Diagnóstico y Tratamiento del CPAL con el objetivo de llevar la mejor atención a más personas, inaugurará muy pronto su nueva sede en el distrito de Magdalena del Mar, en la que se brindarán los servicios de diagnóstico y tratamiento en las áreas de audición, comunicación, lenguaje, habla y aprendizaje.
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