Jorge Sánchez Herrera – Nómena ArquitecturaArquitecto/Urbanistajorge@nomena-arquitectos.com
Durante la última campaña para la alcaldía de Lima, muchos candidatos prometieron un sistema integrado de ciclovías , así como sistemas públicos de bicicletas como una forma de comenzar a mirar hacia sistemas de movilidad complementarios más sostenibles.
En el mundo, si bien muchas ciudades buscan implementar redes de vías exclusivas para ciclistas, también hay quienes resisten esta tendencia, argumentando que es mejor una filosofía de calles y espacios donde se respete el derecho de todos a usar las vías, reconociendo el deber de cuidar a los otros usuarios. En muchas partes de Londres, por ejemplo, resulta normal que ciclistas compartan las vías con autos y buses de transporte público; incluso con los peatones en algunas calles.
Los defensores de esta filosofía, que procura que distintas formas de movilidad compartan el mismo espacio, buscan reducir las demarcaciones que dividen las calles entre peatones, ciclistas, autos, e incluso el transporte público. Ello con el objetivo de reducir las ‘recetas’ y elevar nuestra capacidad de tener un comportamiento social más responsable. ‘Cuando no sabes exactamente quién tiene el derecho de pase, tiendes a buscar contacto visual con los otros usuarios de la vía. Automáticamente reduces tu velocidad y tienes mayor cuidado’ sostenía Hans Monderman, ingeniero de tráfico conocido por difundir el concepto de ‘Espacio Compartido’ en el diseño de calles.
Hace unos días entró en vigor en Chile la nueva Ley de Convivencia Vial que, ante el crecimiento del uso de la bicicleta como medio de transporte, intenta regular su uso (así como el de otros medios como los scooters, skates y patines) en la ciudad. La ley prohíbe que los ciclistas circulen por las veredas, a menos que sean niños menores de 14 años, personas con alguna discapacidad o adultos mayores. Por tanto, cuando no existan ciclovías, los ciclistas deberán circular por las pistas bajo ciertas reglas.
Por ejemplo, deberán circular por el lado derecho de la pista, a 30 centímetros de la vereda, utilizar casco, luces delantera y trasera, así como un chaleco con elementos reflectantes. También deberán colocarse delante de los autos en las intersecciones, para lo cual deberá demarcarse una zona exclusiva sobre la pista. Los autos, por otro lado, solo podrán adelantar un ciclista a una distancia mínima de 1,5 metros.
Si bien las ciclovías pueden resultar una buena alternativa para fomentar el uso seguro de la bicicleta, la aplicación de leyes como la de Convivencia Vial también podrían funcionar como una forma de difundir el correcto uso de este medio de transporte y su comunión con otros paralelos. Sobre todo, en una ciudad geopolíticamente fragmentada como Lima, donde resulta sumamente difícil imaginar algún sistema que involucre la participación de varios distritos.
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