Tras conocer que los españoles, comandados por Francisco Pizarro, se encontraban en el Tahuantinsuyo, el inca Atahualpa decidió entrevistarse con los, hasta entonces, extraños visitantes.
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El primer encuentro se dio el 15 de noviembre de 1532, en Pultumarca -hoy conocido como los Baños del Inca-, Cajamarca.
‘Hernando de Soto llegó allí con 20 hombres a caballo y el intérprete Felipillo. Se sumó Hernando Pizarro (hermano de Francisco) con otros 20 hombres. Allí invitaron al inca a una cena al día siguiente en Cajamarca, donde le tendieron una trampa’, explica José Rojas, guía turístico en Cajamarca con más de 20 años de experiencia.
Atahualpa y su séquito ingresaron a la Plaza de Cajamarca al día siguiente sin portar ningún armamento. Según la crónica del propio Hernando Pizarro, gracias a ello pudieron someter al inca sin resistencia.
‘La plaza principal de Cajamarca tiene una gran relevancia histórica porque en ella se inició la caída del Tahuantinsuyo’.
Una vez capturado Atahualpa, fue conducido a lo que hoy conocemos como el Cuarto del Rescate, ubicado al costado de la iglesia San Francisco, a 50 metros de la Plaza Mayor.
‘Allí permaneció prisionero. Las versiones de los cronistas son diferentes. Unos dicen que ofreció de manera voluntaria dar un rescate y otros que se lo exigieron’, dice Rojas.
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En cualquier caso, el pago fue el equivalente a dos de esas habitaciones llenas de objetos de plata y una de oro.
‘Atahualpa permaneció en el palacio llamado en ese entonces el Solar del Inca. Él no podía salir, pero gozaba de todo privilegio y trato acorde a su dignidad. Incluso mantuvo su autoridad ante los curacas, que llegaban a consultarle’.
Además del pago entregado, los españoles fundieron el oro de las andas de Atahualpa y de los curacas que lo acompañaban. También saquearon el campamento inca. Todo fue convertido en barras.
La quinta parte del rescate fue enviada a España. El resto se dividió entre Francisco Pizarro (mayor parte), los conquistadores, la Iglesia y los soldados. Pese a haber pagado el rescate, los españoles condenaron a muerte a Atahualpa por idolatría, fratricidio (por la muerte de su hermano Huáscar), poligamia e incesto. Así, murió por la pena del garrote el 26 de julio de 1533.
‘Se difunde mucho la versión de que ‘160 valerosos españoles’ conquistaron a los incas. Historiadores como Juan José Vega, Virgilio Roel o Pablo Macera rechazan versión tan simple’, recuerda Rojas.
168 españoles hubieran sido incapaces de derrotar por sí solos al ejército incaico que acampaba cerca de Cajamarca.
‘El Tahuantinsuyo estaba dividido en una guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. Además, una veintena de pueblos estaban disconformes con el gobierno de los incas, como los chachapoyas, chimúes, chancas o wankas. Esa complicada situación fue la verdadera razón de la caída del Tahuantinsuyo’.
Por Mauricio Niño
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