La cultura suele despreciar al fútbol, y es tal vez Jorge Luis Borges, el más nombrado cuando de hablar de este divorcio se trata.
Y por cierto, nada que tiene que ver Raymonda —una obra de ballet en tres actos creada por el coreógrafo franco-ruso Marius Petipa con música de Alexandre Glazunov, presentado por primera vez el 19 de enero de 1898 en el teatro Mariinsky de San Petersburgo y que hiciera brillar entonces a la italiana Pierina Legnani y posteriormente al ruso Rudolf Nureyev en el papel de Jean de Brienne-, con el Rusia vs. España del primero de julio por el Mundial de fútbol.
Pero coincidentemente, esta obra sin libreto previo ni coreografía estudiada, llegaba también a su tercer acto: los penales. Se jugaba en el estadio Luzhnikí por los octavos de final del Campeonato Mundial de fútbol.
No les importaba a las bailarinas la opinión de Borges, probablemente pocas la conocieran finalmente. Y según su mujer María Kodama, al escritor argentino tampoco le importaba el ballet.
Era domingo y el primer acto ya había comenzado. A los asistentes pereciera que no les interesaba el fútbol, o tal vez no confiaban en su selección que avanzaba a los tropezones.
Las bailarinas se preparaban para entrar en escena, estaban a metros del escenario, lejos de los camarines y los televisores. Un celular era la única alternativa.
Fue una brasileña, Bruna Gaglianone, de 27 años quien registró la escena de sus colegas hipnotizadas por aquella obra con bailarines de pantalón corto y sin música de fondo más allá de ese coro futbolísticamente encantado que baja de las tribunas. Bruna nació en Maranhao, se formó en la Escuela de Bolshoi de Joinville y es integrante del primer cuerpo de baile de esta compañía en Moscú, donde vive desde el 2011. Es una de las seis solistas de Raymonda.
Sacó la foto, le dejó el smartphone a una ayudante y saltó a escena. Al ver la imagen, Varia, una usuaria de Twitter que había trabajado en el Ballet de Moscú, la compartió comparándola con una pintura de Degas. En pocas horas superó los 70.000 likes y 20.000 retuits.
A través de la tecnología, ballet y fútbol, dos pasiones, se dieron la mano.
Por Sengo Pérez
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Una imagen, algunas palabras.
Una fotose ‘lee’ en segundos y sin palabras, la imagen entra por los ojos y queda presa de la memoria, el tiempo que allí permanece la puede hacer inolvidable. Pero atrás de una foto, siempre hay una historia que se cuenta en palabras.