“Pedir ayuda es de sabios, ¿cuándo fue tu última vez?”, por Ismael Cala

“Hay ocasiones en la vida que ameritan demostrar cuánto se quiere uno mismo; ¡el coaching es una herramienta más para demostrarnos afecto!”.

Ismael CalaCoach de vida, conferencista, escritor y periodista cubano@CALA

¿Te has sentido alguna vez en un círculo vicioso ante un problema al que no le consigues solución? Lo primero que debemos entender es que no siempre podemos resolverlo todo por nosotros mismos y que es válido pedir ayuda cuando estamos ante una situación que nos sobrepasa. Una de las opciones es acudir al coaching como herramienta para crecer acompañado y expandir nuestros límites.

Podría decirse que desde tiempos inmemoriales la humanidad ha evolucionado a partir del ejercicio del coaching (aunque no se le llamara así).

En la antigua Grecia, el filósofo Sócrates desarrolló un método de preguntas y respuestas para llegar al conocimiento. Él partía del principio de que toda persona tiene el potencial en su interior para conseguir las respuestas a sus preguntas, ya que la sabiduría reside en cada uno de nosotros. Simplemente, debemos hacernos los cuestionamientos adecuados para llegar a la iluminación. Sócrates bautizó este método como mayéutica, que en griego significa ‘partera’, a fin de transmitir que el maestro era un ayudante para dar a luz el conocimiento.

Respecto al origen del término coaching, no hay verdades absolutas. Por un lado, algunas fuentes hacen referencia a que proviene de la ciudad húngara de Kocs, cerca de Budapest. Allí se originó un carruaje denominado kocsi que luego se tradujo al alemán como kutsche, al italiano como cocchio, al español como coche y al francés como coach. Es justamente del francés que proviene la definición más metafórica de coaching: ‘vehículo para transportar personas de un sitio a otro’. Esa justamente es la explicación más sencilla que pudiéramos conseguir para comprender lo que busca esta disciplina.

Otras versiones señalan que coaching proviene del verbo inglés to coach, y aunque ha trascendido el ámbito deportivo, hace referencia a la capacidad para guiar al otro en el logro de sus metas.

Sea cual sea el origen del término, lo cierto es que se ha demostrado que da resultados.

Según las más recientes encuestas realizadas por la International Coach Federation (citadas por el diario El País), al menos un 70% de quienes contratan a un coach para sus proyectos personales ven un impacto positivo y un retorno de la inversión.

En mi caso personal, destaco como uno de mis coaches a Anthony Robbins, que desde el 2003 forma parte de mi nueva historia, en el cambio de mis valores y misión de vida a través de su programa de coaching Get the Edge, que compré por TV luego de ver el infomercial tres veces. La mejor de las inversiones que he hecho.

A diferencia de un amigo (que muchas veces nos muestra solidaridad automática) o de la terapia psicológica (con sus propias y respetables técnicas), el coaching requiere la disposición del individuo a comprometerse y querer cambiar su realidad.

Tal y como resaltamos en la conferencia Creer, Crear y Crecer, es necesario creer que podemos lograrlo, crear o imaginar nuestra situación deseada para luego crecer y alcanzarlo. Si esto lo hacemos acompañados de la guía de un coach que cuente con la debida preparación y nuestra confianza, el éxito será nuestro.

Hay ocasiones en la vida que ameritan demostrar cuánto se quiere uno mismo; ¡el coaching es una herramienta más para demostrarnos afecto!

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