Un implante es un tornillo de titanio que se inserta en la mandíbula para reemplazar la raíz de un diente que el paciente ha perdido, para en su lugar colocar una corona o un puente. Se instalan a través de un procedimiento quirúrgico, insertando la pieza de titanio directamente en el hueso maxilar, debajo de la encía.
Antes de colocar un implante, su odontólogo le solicitará radiografías panorámicas y una tomografía del lugar donde se colocará el implante para examinar si su hueso es lo suficientemente firme y grueso para sostenerlo. Si no lo es, el especialista podría recomendarle aplicar un injerto de hueso. Ese examen también permitirá a su médico establecer la longitud, el grosor y la dirección de colocación del implante dental.
La implantación dental no es dolorosa y se realiza bajo anestesia local. Sin embargo, como en toda cirugía, es muy importante también que el paciente informe a su médico de las alergias a la anestesia u otros medicamentos.
El material con el que está elaborado el implante tiene la capacidad de integrarse con el hueso, por lo que en un plazo de 3 a 6 meses, el implante quedará completamente fijado al maxilar del paciente.
Los implantes están hechos de titanio, un metal de gran resistencia y rigidez, pero de baja densidad y de poco peso. No es magnético, por lo que no representa ningún peligro si el paciente requiere hacerse exámenes de resonancia magnética.
Ventajas
Evitan que cambie su apariencia porque previenen la resorción ósea. Cuando un diente se ha perdido, el hueso donde olía estar ese diente, tiende a tirarse hacia atrás, cambiando la apariencia del rostro. Los implantes dentales evitan que este proceso tenga lugar.
Ayudan a conservar los dientes adyacentes. Ante la ausencia de un diente, las piezas que se encuentran a los lados tienden salirse de su posición, perjudicando a correcta oclusión (mordida) y adquiriendo un aspecto poco estético. Eso no ocurrirá si la pieza es reemplazada.
Dientes firmes, sonrisas seguras. Los implantes se fijan firmemente a la boca, dando la sensación de tener los dientes naturales, a diferencia de las prótesis removibles, que pueden salirse de su posición en el momento menos esperado.
Olvídese del dolor. Algunas personas pueden sentir dolor e inflamación cuando e colocan prótesis dentales removibles. Eso no ocurre con los implantes.
Una inversión que perdura. El implante es una solución a largo plazo que puede durar más de 25 años. Sin embargo, es esencial que el paciente tenga encías sanas y que sea muy cuidadoso de su higiene dental.
Riesgos
Rechazo. Es infrecuente, pero el organismo de algunas personas puede rechazar el implante. Cuando eso ocurre, el tornillo puede moverse o caer en un lapso de dos semanas sin generar mayores complicaciones.
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