Cuando piensas en perder peso y ponerte en forma, sin duda una piscina no es la primera opción para lograrlo. Muchos piensan que practicar natación es sinónimo de ganar una espalda gigante y unos brazos musculosos dignos de medallistas olímpicos. ¡Error!
Los atletas tienen un entrenamiento distinto y dirigido a fortalecer ciertas partes de su cuerpo. Lo que tú puedes hacer es enforcar el ejercicio a tus piernas o a todo tu cuerpo si lo deseas. Con 3 o 4 horas a la semana, empezarás a ver resultados poco a poco.
Con solo una hora de natación puedes perder hasta 500 calorías, pero si te esfuerzas puedes llegar a perder 700. La razón es muy sencilla, el agua es 800 veces más densa que el aire.
Cada brazada, cada movimiento de piernas es como una mini sesión de ejercicios de resistencia para todo el cuerpo, especialmente las caderas, los brazos, los hombros y los glúteos.
Por Nueva Mujer
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