Pura Vida [OPINIÓN]

“Meter mis pies en un mar transparente y cálido lleno de pequeños peces, respirar profundo y empezar el día con agua salada en la cara agradeciéndole tanto a la vida cada minuto”.

POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix

Despertar a las 5:30 a.m. esta semana ha tenido un efecto muy distinto a mi usual amanecer laboral. Misma hora, pero una vida distinta. Esta semana he caminado tres cuadras muy cortas y llenas de vegetación cada mañana para ver salir el sol desde el lado opuesto, desde el mar. Meter mis pies en un mar transparente y cálido lleno de pequeños peces, respirar profundo y empezar el día con agua salada en la cara agradeciéndole tanto a la vida cada minuto.

Detrás de mí, mochileros acampando; sobre mí, palmeras con cocos y árboles de almendras. A lo lejos, un pelícano sentado en la copa de un árbol. Visión extraña para quienes hemos crecido viéndolos en un mar rodeado de desierto. Todo se basa en soñar en grande. Siempre quise estar aquí y me ha costado más o menos 15 años lograrlo. No es barato, lo sé, pero no es imposible. Hoy mi recomendación es que sueñes en grande y no te des por vencido. Y si vienes a Costa Rica, anda a Puerto Viejo por unos días de grandes sonrisas.

Hospedajes hay de todo precio, desde el súper caro hasta el que te alquila hamacas. Yo me hospedé en Índalo, del muy amable español José Manuel y su familia. El atento y sonriente Jeffrey nos llevó a nuestra habitación, tres mecedoras en la terraza, aire condicionado que amo y odio, agua caliente (aunque no lo creas lo agradeces al final del día), refri que puedes llenar de agua, frutas y chocolate local, tres tazas de café y una gata gorda preciosa que me hizo compañía y pensar en mi Beto que hoy ya no está más conmigo (pero sigue en esta esquina y corazón). Claro, como en el hotel solo estás un rato aquí las recomendaciones:

1.Parque Nacional Cahuita: Anda al muelle y pregunta por Kenry, que te llevará a los arrecifes a hacer snorkel. Confieso que ha sido la primera vez que respirar por la boca no me ha aturdido. Claro, fue porque pude bucear sobre una mantarraya y sonreír bajo el mar mientras seguía a un cardumen de peces de colores. Luego, pasea por el sendero de 2 kms que tiene la combinación perfecta para mí: selva, monos, mapaches, aves, sonidos de cigarras y grillos, gritos de los aulladores, y el mar, ahí a solo unos cinco metros del mono capuchino que bajó a saludar. Felicidad pura para el alma.

2.Manzanillo: Hacia el otro lado, a 18 km de Panamá, otro parque maravilloso pegado al mar. Aquí conocí a un grupo de voluntarios que recogían la basura que dejan los inconscientes. ‘Escogí Ayudar’ se lee en sus polos. Escoge hacer eso tú también.

3.Tree of Life Rescue Centre: También en Cahuita. Aquí el gobierno lleva animales rescatados, heridos, abandonados o confiscados que gente incalificable tenía de mascotas. Osos perezosos, monos, aves, una kinkajou con cataratas, una jaguarundi con problemas a la cadera tras ser herida por un bulldozer, mapaches, y otras especies que han caído en las mejores manos. Aquí los curan para reinsertarlos en su hábitat. Aquí puedes hacer voluntariado por un mes.

4.Comer y beber: Toma café, que aquí es delicioso. Come chocolate artesanal. Hay uno de albahaca que es raro pero muy rico. Come cebiche, sí, cebiche. Es riquísimo y súper fresco, pídelo con patacones en Soda Johannna’s, en Playa Cocles. Todo queda a un alquiler de bicicleta de distancia. Come rice n’ beans. Come camarones, come… Y prueba las cervezas artesanales, hay un montón. Hasta ahora la que más me gustó se llama Hija de Pooh, el nombre tal vez me gusta incluso más que el sabor.

5.¡Aguas! Si llueve casi 24 horas seguidas, más agua de la que nos cae en Lima sumando cinco inviernos, igual métete al mar y ríe.

La lista de cosas que he visto estos días desde el alma es larga (incluyendo reencuentro familiar después de 30 años) y por suerte opaca a la cantidad dolorosa de basura que he visto en este paraíso y al muy vago compromiso local al respecto. Es el paraíso de lo descartable también, tan contradictorio pero real.

Sueña y no te des por vencido. Quien sabe, de aquí a 15 días o 15 años te pregunten ¿cómo estás? Y respondas: Pura Vida.

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Si no la necesitas, no la pidas. Controlemos el uso innecesario de los materiales de plástico

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