Ladran desesperados, rascan las puertas, muerden a sus dueños al verse en peligro, se esconden debajo de las mesas. Lo mejor que podemos hacer es no reventar los populares ‘cohetones’ y estar con ellos todo el tiempo.
El veterinario Eduardo Rondón Navas indicó para Agencia Andina que los perros y gatos tienen los oídos mucho más finos y escuchan en otros decibeles distintos a nosotros: “Oyen sonidos ultrasónicos de gama más baja y más alta, su oído es mucho más sensible”.
En esta época del año, las veterinarias generalmente atienden intoxicación por alimentos y fracturas de mascotas. Rondón indicó que muchos animales pueden llegar a desesperarse tanto que saltan de las ventanas sin medir los riesgos. Las quemaduras son otros de los daños que pueden llegar a sufrir por culpa de los juegos pirotécnicos y la irresponsabilidad de sus dueños.
Rondón Navas considera que no solo los juegos pirotécnicos afectan a los perros y los gatos. Ardillas y aves de la ciudad mueren a causa de la pirotécnica. Los humanos no están al margen y también pueden llegar a sufrir estrés por el ruido.
Si bien las autoridades deberían de regular el uso de pirotécnicos y prohibirlos por causar tanto daño, el veterinario recomienda poner algodón en las orejas de nuestras mascotas para reducir su nivel auditivo.
“Tenerlos con nosotros y darles cariño es necesario. En algunos casos también se les debe dar tranquilizantes veterinarios”, sostiene Rondón, quien advierte que no se debe medicar a un perro con pastillas para humanos.
Si a tu perro le das un calmante para personas, como el clonazepam, podría atontarse, desorientarse y estar como drogado. Y eso no es lo peor: también podría sufrir un cuadro hepático.
Vía Andina
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