La terapeuta de parejas Susana Muñoz presenta algunos aspectos que se viven durante el duelo que sigue a la separación y el divorcio.
- Es un proceso emocional: “La decisión de separarse de las parejas es el resultado de un largo proceso que puede llevar más o menos tiempo cronológico, pero siempre ocupa mucho tiempo y espacio emocional. Si bien el trámite puede ser simple, las derivadas emocionales arrojan a los miembros que conformaron la pareja a la incertidumbre y a la vivencia de duelos múltiples que se complejizan en la medida que se tratan de negar, racionalizar o someter a modelos de lo que se ‘debería’ hacer o sentir’.
- La línea del no retorno: ‘Independiente del tipo de relación que haya dado lugar a la separación y/o divorcio, las pérdidas se sitúan en niveles diversos. Muchas veces es el divorcio el que señala la línea de no retorno, dando lugar a las emergencia de emociones inexplicables, acompañado por nuevas exigencias, roles y funciones en el nuevo estatus’.
- Hay distintos niveles de pérdida: la especialista señala que ‘con más o menos conciencia los miembros de la pareja experimentan vivencias de fracaso por el proyecto conyugal y familiar, pérdida de relaciones significativas con familiares del ex cónyuge, pérdida de un estado civil, pérdida de una estructura de funcionamiento conocida, pérdida de los buenos momentos de la relación propiamente tal, pérdida del tipo de relación que se establecía con los hijos e hijas, en definitiva duelo por lo que fue, y por lo que pudo o podría haber sido’.
- Siempre habrá pena: ‘Si bien la opción puede ser razonablemente beneficiosa para ambos, el mundo emocional se expresa en vivencias de pena que a menudo no concuerdan con el pensamiento o el contexto en que las acciones ocurren’.
- Puede haber sentimientos de culpa: ‘Si la decisión es unilateral, los daños, la culpa, sensaciones de injusticia pueden dar lugar a la conformación de alianzas y coaliciones que perpetúan las batallas, profundizan el daño y mantienen la relación en el ámbito de la competencia. A menudo la necesidad es que uno de los miembros de la pareja reconozca o pague por los sacrificios vividos en la relación. El otro se transforma en una imagen referente a la cual se destina gran cantidad de energía, junto con el deseo fantaseado de que esa historia no hubiese existido. Esta vivencia se expresa a menudo en fallidos intentos de estar mejor’.
- Puede haber reparación: para esto es importante ‘reconocer la historia vivida con el cónyuge, identificar el rol y las emociones asociadas en distintos contextos y momentos de la relación, rescatar el propio valor y permitirse llorar las pérdidas, esos son modos de reparar antiguos vínculos y construir rutas para no recorrer viejos caminos con otras relaciones’.
Vía Publimetro Chile
.-
Gracias a todos los que colaboraron con la Reciclatón.