Al final del mundo, donde el frío entumece y el viento sopla fuerte, el marino José Aguayo y su familia viven en medio de la nada. Para pasar más tiempo juntos aceptaron operar uno de los faros más australes del mundo y guiar a los buques que cruzan el temido paso Drake.
José se presentó como voluntario para guiar durante un año a los buques que cruzan el temido paso Drake.
Ostenta el título de alcalde del mar de Cabo de Hornos, aunque allí solo viven su esposa y sus dos hijos y la única infraestructura del lugar son el faro y una capilla.
“Los niños me motivaron un poco porque ellos querían estar con el papá en la casa, ya que por mi función de marino uno navega mucho. Vicente tiene 11 años y llevo 10 años navegando. Así que ellos querían estar con el papa, y ¿qué mejor forma que estar acá?”, señala José Aguayo, farero y alcalde del mar de Cabo de Hornos.
La familia recibe provisione s de la Armada y se comunica todos los días por teléfono e internet.
La pareja se turna para asegurar la vigilancia y el envío de los boletines meteorológicos cada tres horas. En cuanto a los niños, estudian en su casa y su principal entretenimiento es la televisión.
El marino asegura que la soledad no les pesa.
“Hay que saber llevar esta alcaldía de mar. Es una alcaldía diferente en el sentido de que tiene mucho control de tráfico y tiene mucho visitas en el periodo estival, pero la hemos sabido llevar y hasta la fecha lleva 4000 visitantes en la isla ¡y todavía me preguntan cómo todavía puedo estar sonriendo todavía!”, señala.
La tarea será más dura a partir de abril, cuando termine la temporada estival y las visitas escaseen.