Absorto en sus oraciones ante una docena de ojos atentos, un maestro trabaja, un maestro tatuador.
Los rezos son esenciales para practicar el sagrado arte corporal tailandés conocido como Sak Yant.
Se cree que los tatuajes dan salud, riqueza e incluso poderes mágicos a sus dueños.
En el pasado tan solo los lucían guerreros, hoy son populares en todo el país y cada vez más fuera de sus fronteras
‘Es la belleza única de los motivos lo que atrae a los extranjeros, y también son conocidos por las letras que ayudan a ser más fuerte’, señala el maestro tatuador Ajarn Neng.
Rezos, formas, criaturas míticas… Depende del tatuador decidir qué diseño se adapta mejor a la personalidad y los objetivos de vida de quien los llevará.
La idea es crear un vínculo espiritual entre el maestro, conocido como ajarn y su discípulo.
“Por fin encontré un ajarn perfecto para mí. Es como mi hermano mayor, como mi mentor’, cuenta un entusiasta.
Pero el gusto de los extranjeros por el Sak Yant ha generado controversia.
Algunos tailandeses dicen que se está comercializando un arte sagrado, que solía pagarse tan solo con donaciones.
“Hoy es algo de moda, pero estos tatuajes no pueden venderse por su belleza. Las creencias deben respetarse’, señala Sukanya Sujachaya, profesor de la Universidad Chulalongkorn.
Cuando se les hace un tatuaje, se aconseja a los discípulos seguir ciertos principios budistas para asegurarse de que los diseños conservan sus propiedades espirituales.
Tengan o no éxito, lo cierto es que los poderes del Sak yant, al menos los comerciales, no parecen perder fuerza.