Karen Espejo
Es fácil estar expuesto a más de 200 enfermedades con un simple bocado si no se toman las medidas adecuadas. Cada año, dos millones de personas mueren en todo el mundo a causa de virus, bacterias o sustancias químicas contenidas en la comida. De ahí la importancia de hablar de la inocuidad de los alimentos, el tema central que la Organización Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS) ha elegido para celebrar mañana el Día Mundial de la Salud.
Manuel Peña, representante de la OPS/OMS en Perú, indica que estas enfermedades se dividen en dos grandes grupos: infecciosas y no infecciosas. Entre las primeras figuran, por ejemplo, las generadas por bacterias como la Escherichia coli (causante de diarreas) u hongos que se alojan en las uñas como las aflatoxinas (asociados con el cáncer de colon). Estas pueden combatirse fácilmente con hábitos sencillos (ver recuadro). En el caso de las no infecciosas, el especialista indica que son un capítulo abierto recientemente por la OPS/ OMS. Aquí figuran los alimentos ultraprocesados, es decir, todos aquellos producidos por la industria para resistir meses o años en los anaqueles de los supermercados.
Está comprobado -señala Peña- que la tartrazina, un colorante amarillo utilizado para muchas golosinas y bebidas, puede producir trastornos metabólicos. Asimismo, la fructosa (uno de los componentes del azúcar) es adictiva y tiene un efecto nocivo en la salud si se consume de forma excesiva. Según Peña, el cuerpo puede metabolizar un máximo de 25 gramos diarios (unas 6 cucharaditas) y el resto queda en el hígado en forma de grasa y futuros problemas como cáncer o cirrosis. El problema es que el peruano promedio desconoce, por ejemplo, que una simple gaseosa de medio litro contiene 15 cucharitas de azú- car.
Así, entre el desayuno, el almuerzo y los gustitos entre comidas, se podría terminar ingiriendo hasta 70 kilos al año. ‘En estos casos, el Estado debe garantizar la información adecuada que se le brinda al consumidor’, acota Manuel Peña.