Javier Loja, nutricionista del policlínico Pablo Bermúdez del Seguro Social , indicó que el consumo de líquidos no debe ser visto solamente como un elemento refrescante, sino como un verdadero transportador de nutrientes y vehículo para excretar productos de deshechos de nuestro organismo.
‘Los niños y los adultos mayores son más propensos a sufrir de deshidratación por la falta de agua sobre todo en verano. Cuando las temperaturas son más elevadas es necesario tomar algunas medidas de precaución para mantener un equilibrio entre el agua consumida, la actividad física, la transpiración y la temperatura corporal’, manifestó.
Precisó que con la edad el mecanismo que regula la sensación de sed se debilita, apareciendo generalmente una vez que ya se ha producido cierto nivel de deshidratación y puede poner en serio riesgo la salud de los adultos mayores por lo que beber líquidos debe ser una obligación. Además, el agua es útil para lubricar y proporcionar soporte a los tejidos y articulaciones de las personas mayores.
Los Niños
En tanto, en el caso de los niños, ellos son reacios a beber agua debido a que tienen poca sed.
Además, el gasto de energía es mayor debido a su intensa actividad física. *También, su sistema inmunológico está menos formado y, por tanto, *están más expuestos a sufrir enfermedades y toleran menos los cambios de temperaturas lo que podría provocarles una deshidratación.
Otras formas de hidratarse
Otra buena opción para hidratarse es el consumo de frutas y verduras frescas que están compuestas por alrededor del 80 por ciento de agua como son la sandia, el melón, las uvas, el pepino, la lechuga y los tomates, entre otros.
Además, es necesario complementar esta hidratación con alimentos bajos en grasas y ricos en hidratos de carbono como harinas, pastas, arroz y frutos secos que fortalecen la energía y vitalidad en nuestro organismo.
EsSalud indicó que se debe prestar atención a los síntomas de la deshidratación en bebés y niños pequeños que son el llanto sin lágrimas, la piel, boca y lengua secas y agrietadas, los ojos hundidos, la piel grisácea y menos cantidad de orina.
En los adultos mayores los signos son malestar general, dolor de cabeza, cansancio, dificultad de concentración, confusión mental, orina concentrada y/o sequedad de la piel. Señaló que ante estos síntomas se debe acudir al especialista para una atención y tratamiento oportuno.