Cuando llega el tiempo de los exámenes, muchos universitarios se desmotivan por la gran presión y la mala organización. Así, las horas eternas de estudio se frustran con notas poco satisfactorias y los estudiantes sienten que tienen una ‘mala racha’. ¿Quién ha dicho que la vida universitaria es fácil?
No obstante, con una mayor estabilidad emocional y un buen manejo de los tiempos, esta situación se puede remontar, asegura María Teresa Díaz, jefa del área de Orientación-Calidad Educativa de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Para la experta, lo primero que debe hacer un alumno es empezar a ver los exámenes como una oportunidad y no como una prueba de vida o muerte. ‘Los exámenes ofrecen más oportunidades que motivos de sufrimiento. Ayudan a descubrir fortalezas y debilidades. ¿Cómo puedes sacar provecho de tus capacidades si no sabes cuáles son? ¿Cómo puedes mejorar si no conoces tus puntos débiles?’.
Un segundo punto importante es administrar bien las horas de estudio y recreación. Hay tiempo para todo y aunque las notas sean malas, sentarse más horas a estudiar no lo soluciona todo.
Por ello, Díaz recomienda ‘cuidar la dieta. Es importante comer a horas fijas e ingerir alimentos nutritivos en un ambiente agradable’, acota. Una mala alimentación puede causar fatiga, pérdida de peso e indigestión, enemigos totales del estudio.
Otro punto a revisar es la metodología de estudio. ‘Los periodos de repaso no deben ser ni muy largos ni muy cortos, pueden ser entre una y tres horas seguidas’, señala.
Además, no son recomendable las amanecidas. ‘Hay que procurar que el sueño sea normal, generalmente ocho horas son las indicadas’.
También resultan útiles algunas técnicas de estudio para asimilar más rápidamente los conceptos. ‘El estudiante debe buscar las ideas, hechos y principios importantes en sus notas. Mientras estudia, es bueno que los subraye’, comenta.
También ayuda consultar a otros compañeros de clase sobre temas confusos y fijarse en sus opiniones.
Si eres muy nervioso, incluso puedes simular un examen oral o escrito a manera de práctica.
Pero como todo en la vida, lo ideal es prevenir para no llegar a situaciones de máxima desesperación. Por ello, lo ideal es empezar a preparar el examen final desde los primeros días de clases.
‘Cada semana, se deben repasar las ideas principales vistas en el salón. Los chicos deben estar alertas para captar las oportunidades y aplicar la información obtenida en una clase’.
Esto permitirá ir asimilando la información poco a poco y no todos los conceptos de golpe. ‘La idea es prepararse no para pasar exámenes, sino para aprovechar los conocimientos adquiridos e ir construyendo un bagaje cultural y profesional para siempre’.
Si tienes un examen…
Ante todo, anda seguro a la prueba. Confía en ti mismo y evita pensar que vas a jalar.
•No te retrases. Sal de casa con tiempo para no llegar tarde (y más estresado). •Presta atención. Escucha atentamente las instrucciones para el examen y distribuye bien el tiempo que te dan.