La sopa, a la que se le atribuyen propiedades vigorizantes y estimulantes de la actividad social, es considerada por sus adeptos como el “Viagra de los Andes”.
“Beber este caldo tiene efectos afrodisíacos y me ha dado buenos resultados”, dice Alvaro Camacho mientras toma el espeso caldo, sorbo a sorbo, acompañado de su novia.
La sopa debe su nombre de un artefacto mecánico que tienen los automotores con el propósito de dar tracción a las ruedas, y en este caso hace referencia a la potencia que se atribuye al preparado.
Camacho, de 30 años, está en el restaurante Casa de Oro, en un sector populoso de La Paz, donde desde hace dos décadas se sirve el platillo a los parroquianos.
“Ni bien tomas el caldo sientes sus propiedades”, dice. “Empiezas a sudar, sientes que tu cuerpo se calienta. Lo que dicen sobre sus atributos es cierto”, cuenta el hombre, sin entrar en detalles y bajo la atenta mirada de su novia.
Afuera del restaurante un letrero ofrece el plato del día: “Calditos de nervio. El viagra criollo energético”.
Un grupo de cinco amigos, que según cuentan tuvieron una larga noche de copas, dicen que la sopa los ayuda a recuperar fuerzas y combatir el cansancio corporal.
“Un caldito cardán caliente da energías”, comenta Víctor, junto a su amigo José, que desafía: “Los que necesitan el caldo como un viagra, que lo digan”, y todos ríen.
Para darle mejor sabor, el “caldo cardán” viene acompañado de trozos de carne de res y pollo, además de patatas y huevo.
El plato puede también contener cebolla picada y llajua, un menjunje picante típicamente boliviano, preparado con tomate, ají y cebolla, infaltable en la mesa andina.
Y la temperatura es clave: según la creencia, la sopa debe estar caliente para inyectar la máxima energía.
Un caldo energizante
“El nervio del toro es el elemento principal de la sopa, es el afrodisíaco. Para ser fuerte y viril como un toro”, explica a la AFP Aydé Urquizo Jáuregui, la cocinera y dueña de Casa de Oro.
El plato es preparado con el falo y las criadillas del toro y muchos lo consumen en las primeras horas de la mañana para recuperar fuerzas tras una larga noche de amor o de juerga.
“Muchas parejas vienen después de una noche intensa de amor, y buscan recuperar energías con el caldo”, señala.
Relata que fue su suegra quien le pasó la receta y recuerda que desde los tiempos de sus abuelos, el “caldo cardán” se le servía a las mujeres luego del parto para aumentar la provisión de leche y a los varones para darles energía.
El falo del toro debe ser cocido desde un día antes ya que la cocción dura unas 12 horas, aproximadamente, “porque el nervio es muy duro”, explica Aydé.
El aparato reproductor del toro “debe ser maduro, no de ternero porque se deshace, tampoco de toro viejo, porque tarda mucho más en cocer”, explica.
La directora del Servicio de Nutrición del hospital estatal Obrero de La Paz, Miriam Mendoza, señala que la idea de que este caldo funciona como un “viagra” tiene algo de “mito”.
“Es una sopa muy nutritiva porque contiene mucha proteína por el huevo y las carnes que tiene”, dijo a la AFP.
“Sus efectos son sobre todo psicológicos”, coincide la endocrinóloga Elizabeth Nateljan de la misma institución. “El caldo tiene colágena (molécula proteica) y mejora el estado físico porque tiene buena cantidad de calorías”, agregó.