Ver para creer: Seis extrañas aficiones

En la siguiente lista te mostramos algunas aficiones reales que parecen sacadas de un manicomio.

1. Adicta a ser bebé El programa ‘Mi extraña adicción’ muestra impactantes historias. Una de ellas es la de Riley, un transexual que vive a las afueras de Nueva York y que es adicta a ser un ‘bebé adulto’. Pasa casi doce horas al día vestida como bebé, utiliza pañales y duerme en una cuna todas las noches.

2. Muñecas vivientes ‘Secrets of the Living Dolls’ es uno de los más recientes documentales de la cadena británica Channel 4. En él, desenmascaran el mundo de los ‘maskers’, un extraño modo de vida de hombres que se disfrazan de muñecas sexuales. Sí, visten máscaras, trajes de hule y pelucas.

3. La mujer vampiro ‘Tabú Latinoamérica’, de la cadena Nat Geo, explora prácticas extrañas de diversas culturas en el continente. Uno de sus episodios más representativos cuenta la historia de María José Cristerna, una mexicana que llevó su afición ?el vampirismo? a una transformación estética radical. Ello tras haber sido maltratada por su ex esposo.

4. Peluches humanos El programa televisivo ‘Mil maneras de morir’ hace referencia a los ‘Furry’, personas que les gusta vestirse con trajes de peluche para tener relaciones sexuales. En este episodio, un hombre ajeno al grupo consume hongos alucinógenos e intenta participar del encuentro sexual. Al final muere porque confundió su afición con un oso real.

5. Globos eróticos El programa ‘Forbidden’, de Discovery Channel, dedica un episodio completo a la extraña subcultura de los fetichistas de globos. Estas personas los utilizan en sus relaciones sexuales. Se dice que hay más de 250 mil personas que ponen en juego esta práctica.

6. La mujer que come pelo de gatoTLC presenta un especial sobre una mujer que come pelo de gato, literalmente. Para Lisa, una mujer norteamericana de 43 años, esta es una actividad muy relajante, que se asemeja al consumo de algodón de azúcar. Ella recolecta el cabello que su gato va dejando por su apartamento y lo consume de manera adictiva. En dicho especial Lisa admite que no puede pasar más de dos horas sin consumir el pelo de su mascota.

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