El 62% de los canadienses revisa su smartphone cada hora. Y 6% lo hace cada 10 minutos.
Pero esto no sólo lo hacen los canadienses. Estadísticas similares de otros países pintan en blanco y negro lo que la mayoría de novios, novias, cónyuges y amigos saben: somos esclavos de nuestros propios dispositivos digitales.
Piensa en tu rutina mañanera. Sí, te levantas, revisas tu email, Twitter, Facebook , tomas tu café y tu desayuno, no estás solo.
El 84% de los estadounidenses comienzan su día revisando una app, afirma una nueva encuesta de la compañía de software estadounidense SOASTA. Mientras, 67% checa su correo electrónico, 45%, el estado del tiempo y 40% entran a los social media.
El sondeo de SOASTA fue llevado a cabo en línea y no es tan académico como los de Gallup, pero se puede tener una idea. Peor aún: pasamos el resto del día de un modo similar. ‘Verificar el estado del tiempo en línea como la primera cosa a hacer en la mañana, no es tan distinto a escuchar las noticias en la radio o ver el termómetro’, apunta Rolf Nelson, un profesor de psicología en el Wheaton College, cerca de Chicago. ‘El problema comienza cuando se vuelve compulsivo y es una intrusión por la que dejamos de hacer otras cosas’.
‘La dificultad que muchas personas podrían tener es en contenerse a sí mismas antes de que se vuelva una verdadera pérdida de tiempo. Revisar si llegó el correo de una persona en particular, se vuelve media hora desperdiciada en jugar Candy crush’, indicó.
Vili Lehdonvirta, un sociólogo del Oxford Internet Institute de la Universidad de Oxford, habla del atractivo creciente y la utilidad de todo lo que es digital. ‘Nos sentimos más atraídos hacia las aplicaciones y los sitios web porque son cada vez más útiles en nuestro trabajo, estudio y en nuestros contactos sociales’.
‘Pero es razonable decir que a veces somos atraídos hacia ellos por razones equivocadas: por un sentimiento de obligación, por impulsividad, cuando la mente divaga y sabemos que deberíamos estar haciendo otras cosas’, agregó Lehdonvirta.
Internet, en otras palabras, nos está haciendo perder nuestra libre voluntad. Podemos decir no a un amigo, a una invitación a cenar, a una asignación de trabajo, pero nos es cada vez más difícil resistirnos a Candy crush o un juego de Facebook.
Como señala Nelson: ‘Internet puede ser agobiante y en última instancia, aislarnos del mundo real sin que ni siquiera lo notemos’.
Nuestro enamoramiento con Candy crush y cada app se desvanecerá. Pero estudiosos de Internet como Sherry.
Turkle, un analista de los social media en el MIT, advierte que nuestra psique ha cambiado para siempre la habilidad para tener comunicación genuina con la gente en la vida real.
Otros, como Nelson, están en desacuerdo. Apunta a que nos hemos adaptado exitosamente a inventos tecnológicos pioneros como el foco.
Pero tengamos en cuenta esto: si pasa una hora, ¿sientes la necesidad urgente de buscar tu smartphone, tableta o laptop sin ningún motivo concreto? Admítelo: te has convertido en su esclavo.