La presencia de sangre en la orina es el síntoma más frecuente del cáncer de vejiga y quienes presentan este problema deben someterse a un análisis para confirmar este cuadro y proceder con el tratamiento oportuno, advirtieron médicos especialistas.
Según Jorge Saldaña Gallo, urólogo y director médico de la clínica de Urología Avanzada Urozen, otros síntomas (aunque menos frecuentes) son dolor o escozor al orinar, necesidad de orinar sin tener orina, ganas de miccionar de manera más frecuente, disminución de la fuerza y caída del chorro y la obstrucción urinaria.
Estos síntomas incluso pueden presentarse asociados a enfermedades benignas como la infección urinaria o el agrandamiento de la próstata, que pueden hacer pasar desapercibido el problema, señaló.
Comentó que gran parte de estos síntomas pueden atribuirse al consumo de tabaco o a exposición de sustancias aromáticas como gomas, tintes, pinturas o metal.
También pueden estar relacionados a infecciones crónicas del tracto urinario y al uso de determinados medicamentos. Sin embargo, esta enfermedad también se diagnostica en personas que no tienen ningún factor de riesgo.
En países desarrollados el cáncer de vejiga es el quinto cáncer más frecuente y la segunda neoplasia en la vía urinaria masculina, solo superado por el cáncer de próstata. La mayoría de casos son diagnosticados entre los 65 y 75 años, aunque se registran casos desde los 40 años.
Tratamientos
Según refirió esta neoplasia es curable si se detecta en estadíos tempranos, por lo que el mejor tratamiento empieza por el diagnóstico precoz del cáncer de vejiga mediante una prueba de inmunofluorecencia asociado a una Cistoscopia flexible.
La cistoscopia flexible consiste en ver el interior de la vejiga y la uretra bajo anestesia mediante una microcámara unida a una sonda especial y, a través de éste, hacer fluir una solución salina para llenar la vejiga de modo que permita una buena observación de la pared vesical en su totalidad, a diferencia de la cistoscopia convencional que tiene zonas ciegas que no pueden ser observadas.
La cistoscopia flexible es, a la vez, más delgada que la cistoscopia rígida de acero, no tiene riesgo de lastimar la uretra y permite extraer una pequeña muestra (biopsia) para su análisis en el laboratorio, solamente si es necesario.
Uno de los tratamientos quirúrgicos del cáncer de vejiga que ofrece mayores ventajas (como menos dolor y una rápida recuperación) es la resección transuretral convencional o con láser para casos de tumores superficiales, anotó el galeno.
Solo en casos de tumores muy agresivos o profundos, donde el tumor ya avanzó hasta áreas profundas de la vejiga, el tratamiento deberá cambiar por la remoción completa de la vejiga y sus alrededores, mediante una cirugía denominada Cistectomía radical, la cual puede hacerse con la cirugía convencional (abierta) o laparoscópica, finalizó.