Según este trabajo, las primeras caricias encienden una zona del córtex sensorial y rápidamente las señales se extienden al área límbica, vinculada a las emociones, el comportamiento y la memoria a largo plazo. El cerebelo y el córtex frontal se activan en los segundos previos al orgasmo, y casi todo el cerebro se vuelve muy activo cuando se alcanza el máximo placer.
Mediante un sistema de imágenes similar, denominado escáner PET, un estudio dirigido por el neurólogo Gert Holstege, del Centro Médico de Groninga, (Holanda) ha comprobado que durante el orgasmo femenino, normalmente, se desactiva el hemisferio izquierdo del cerebro y se activa el derecho.
Según Holstege, muchas mujeres no son capaces de alcanzar el clímax porque durante el acto sexual no pueden desactivar del todo su hemisferio cerebral izquierdo, que es el encargado de procesar la información de forma lógica y analítica, lo que conlleva que no se “liberen” del todo del “obstáculo” de sus pensamientos.