Los científicos de las Universidades de Pittsburgh y California, descubrieron que las mujeres con caderas grandes y cinturas pequeñas, (cuerpos en forma de pera) son más inteligentes que las que tienen cuerpos en forma de manzana o lineal.
Los expertos de estas universidades dicen que una mujer con cadera ancha es más inteligente porque los ácidos grasos Omega-3 que se acumulan allí, intervienen en el desarrollo del cerebro.
Dentro del estudio que los científicos norteamericanos realizaron a 16 mil mujeres, encontraron que la proporción de un cuerpo ideal, es el resultado que se obtiene de lo que mide la cadera entre lo que mide la cintura, siendo 0.6 y 0.7 el ideal.
Por otra parte, el profesor Konstantinos Manolopoulos, quien encabeza el equipo de investigadores de la Universidad de Oxford, afirma que las mujeres con más grasa en los glúteos, tienen niveles más bajos de colesterol y de glucemia.
El tener un trasero grande también ayuda a tener niveles más elevados de leptina (hormona encargada de regular el peso del cuerpo) y adinopectina, (hormona con efectos anti-inflamatorios, vasculo-protectores y anti-diabéticos).
Otro resultado que arrojó la investigación, al analizar a 16 mil voluntarias mediante diversas pruebas, fue que los hijos de mujeres con caderas amplias, tenían un coeficiente intelectual mayor que los que tienen las mujeres con caderas estrechas.
Las mujeres de caderas prominentes también serían menos susceptibles a las enfermedades cardiovasculares. Científicos de Oxford explican que el abundante tejido adiposo en caderas y muslos, atrapa las partículas grasas dañinas y segrega los compuestos útiles para el organismo.
Asimismo, el Centro de la Epidemiología Alimenticia de la Universidad de Suecia, revela que las mujeres con un promedio de cadera de 104 cm tienen una vida más larga, por los beneficios de los ácidos grasos Omega-3, que se acumulan en sus caderas.
Para descifrar por qué la grasa en distintas partes del cuerpo tiene efectos sobre el metabolismo, Ronald Kahn de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard encontró que la grasa subcutánea (alojada en las caderas) mejora la sensibilidad frente a la insulina hormonal, que regula la glucemia y ayuda a evitar la diabetes.