’Y tú… ¿a qué le temes?’, por Lissette Castro

¡Hola a todos! Es realmente un gusto poder estar junto a ustedes en este hermoso espacio una vez más. En el post anterior aprendimos que para un adecuado control emocional es importantísimo conocer nuestro patrón respiratorio. A través de él, podemos también darnos cuenta de las situaciones que nos provocan estrés, y es en esto último donde hoy me quiero detener.

Estamos inmersos en una sociedad donde las exigencias son cada vez mayores, nos sentimos estresados y muchas veces ni siquiera tenemos claro el motivo. Tener una linda casa (ojalá propia) y un buen auto, tener el celular de última generación, tener el armario con ropa de marcas importantes, o comer en los mejores restaurantes, incluso para algunos el conseguir muchos seguidores en Instagram, son exigencias ‘sociales’ que las hemos ido transformado en ‘autoexigencias’ y no nos hemos detenido a analizar si realmente vibramos con eso que la sociedad ve como necesario y terminamos viviendo enfocados en lo material y en lo que esperan los demás, quitando espacio a lo que realmente es importante para nuestro crecimiento y evolución.

Pero esto tiene una explicación que creo necesaria compartir para entender por qué nos cuesta tanto ir a lo esencial. Todos tenemos una personalidad que está formada por las circunstancias de la vida y de nuestra relación con el entorno, y también tenemos un alma, esencia o espíritu, que es el soplo que nos da vida. Ambas, personalidad y alma, se conectan a medida que vamos haciendo un proceso de concientización o de desarrollo personal. Sin embargo, generalmente esta conexión está interrumpida y tenemos la sensación de que estamos separados de nosotros mismos y terminamos viviendo con el piloto automático encendido, hasta que alguna enfermedad, alguna catástrofe o cualquier otro imprevisto en el camino, nos lleva a reconectar con nuestra esencia, pero no sin antes pasar por el camino del miedo. Cuando queremos un mejor trabajo, pero nos da miedo soltar lo que ya tenemos y terminamos otro año más donde mismo; o cuando quiero viajar, pero me da miedo malgastar el dinero que he juntado; o cuando me diagnostican una enfermedad, y el miedo me impide buscar alternativas para encontrar la sanación, es cuando debemos darnos cuenta que con urgencia necesitamos trabajar en esta reconexión.

Cuando des espacio a conocer tu esencia, a tomar conciencia de tu Yo Superior, cuando te ames, cuando te aceptes, no habrá espacio para el miedo y podrás optar, decidir y vivir lo que realmente genera plenitud en ti. Este camino de autoconocimiento no es fácil, a veces es necesario transitar por los espacios oscuros de nuestra vida que nos hicieron desconectarnos, pero ten claridad que al final de ese camino estarás tú, en tu mejor versión.

Puedes comenzar con la lectura de libros orientados al tema, meditación, incluso dándote el espacio de generar una conversación con tu ser interior mientras caminas por la playa o por un parque. Desde la gemoterapia, una piedra que te ayudará mucho en este camino es la obsidiana, pues su fuerza hará ver con tus ojos profundos todo aquello que en su día no quisiste ver. Una breve meditación con la piedra entre tus manos por algunos días, junto con un cuarzo rosa para dulcificar su poder, hará que se devele ante ti el mejor camino a seguir, ya sea a través de los sueños, de tu intuición o de la voz de tu Maestro Interior. ¿Ya decidiste qué miedo quieres dejar?

Te dejamos un gran abrazo lleno de buena vibra! Hasta la próxima!

Lissette Castro y Maite Jiménez (@maitejimenezr)

FLUYE Coaching & Wellness (@fluyechile)

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