“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso…”. Poema 20, Pablo Neruda.
Cuando vemos cómo sufre la gente por amor, pensamos en la importancia de no jugar con los sentimientos y las emociones de los seres humanos.
El amor, el amor mueve el mundo. El amor te hace sufrir, te lleva al cielo sin morir o te hace puré‚ en segundos. Así como el amor produce las emociones más hermosas, nos puede lanzar a otras más feas y poco dignas: el rencor, el odio, los celos y la rabia, sentimientos de abandono, competencia desleal, entre otras. Al final, nos damos cuenta de que no vale la pena llegar a esos extremos y que, como siempre digo, ¡ma’ pa’lante vive gente en casa de concreto y hasta con vista al mar!
No debemos callar ese huracán emocional, lo ideal es dejarlo salir con control, algo muy difícil cuando enfrentamos esos temas no resueltos de la niñez, por ejemplo, el abandono, que casi siempre viene de allá.
¿Por qué el amor nos sacude de esa manera? ¿Por qué es difícil entender que un amor terminó y que no hay nada que hacer? ¿Qué hace tan corto el amor y tan largo el olvido? Estas son preguntas claves y sin respuestas fáciles.
Lo que sí está claro es que una persona que se desarrolle en un hogar nutridor, donde el amor es lo que permea las relaciones; donde hay reglas, pero son flexibles; donde se siente importante y respetado; donde se le protege y se le ayuda a tomar sus propias decisiones y donde se le permite ser él mismo, va a tener una buena autoestima. Una persona que cuenta con apoyo emocional de amigos y familiares solidarios, difícilmente reacciona así.
Quien tiene “anclas emocionales”, tiene puertos donde llegar y ser confortado, socorrido, auxiliado. Pero yo me pregunto: ¿Dónde están esas personas? En un mundo donde la mayoría de las mujeres están al frente de sus hogares y los padres brillan por su ausencia, donde los hijos crecen abandonados por uno de los padres —casi siempre por el padre—, donde el abuso psicológico, físico y sexual es el pan nuestro de cada día. Son como casas sin una buena base, cualquier ciclón se las lleva.
No queremos decir con esto que perder un amor, una pareja, no sea doloroso. Claro que sí, pero será posible superarlo si usted tiene esta estructura fuerte que da la aceptación, el amor incondicional y la autoestima fuerte.
La futura vida emocional, sexual y de pareja de nuestros hijos tiene que ver con lo vivido en su hogar, con su autoestima y sus relaciones con sus padres. Ser padre es una gran responsabilidad para la que no nos preparan.
Recuerde jamás usar ni engañar a la gente. Ese debe ser un principio fundamental. Al ‘elegir pareja’, tener en cuenta que un ser humano celoso, despreciado y abandonado es una bomba atómica, a menos que busque ayuda.
Por Nancy Álvarezwww.nancyalvarez.com
NOTAS RELACIONADAS
‘¿Cuánto sexo deberías tener con tu pareja?’, por Pamela Castañeda
‘¿Y si algo así le pasa a mi hija?’, por la dra. Nancy Álvarez
‘La masturbación nos prepara para una buena respuesta sexual’, por la dra. Nancy Álvarez
‘Consecuencias de los tríos y orgías’, por la dra. Nancy Álvarez
‘La evolución de tu sexualidad’, por Pamela Castañeda