Por Vanna PedraglioCoach deportiva y nutricional
Este es un excelente momento para un borrón y cuenta nueva en tu vida por el bien de tu salud, así que tómate estos días de inicio de un nuevo año para reflexionar y proponerte algunos cambios. Si ya tienes o no las metas a cumplir durante este 2019, te invito a incorporar algunos de estos consejos que pueden ayudarte a lograr una vida más sana.
En primer lugar, te recomiendo empezar el año con una alacena saludable. Una de las razones por las que nos cuesta mucho cumplir con los propósitos del nuevo año relacionados con la alimentación es que la temporada navideña bombardea nuestros estómagos con muchos antojos que podrían no resultar tan saludables. Acumulamos comida alta en grasas saturadas y dulces que, tarde o temprano, terminamos consumiendo los días posteriores. Por eso, propongo que ‘limpies’ tu refrigerador y empieces estos días con snacks más frescos y saludables: frutas, verduras, carbohidratos enteros y carnes magras.
En segundo lugar, empieza a reducir a conciencia tu consumo de azúcar. De hecho, es mucho más fácil decirlo que hacerlo, lo sé, porque casi el 80% de los alimentos que encontramos en el supermercado contienen azúcar. Pero siempre es bueno darle prioridad a bajar esta tolerancia hacia la adicción que causa el azúcar en nuestra fisiología. Al ir dejando el azúcar sentirás una energía y vitalidad que no creías posibles.
En tercer lugar, planea, planea y planea. Organiza tus alimentos a través de menús semanales. Un pequeño gran secreto es no guiarte por las calorías, pues nuestro cuerpo no funciona por suma y resta. Antes que las calorías están las hormonas, afectadas por la composición de los alimentos en sí y no por las calorías. Más importante que la cantidad es la calidad de los nutrientes. La composición de los alimentos te hará sentir saciado o no, hará que tengas energía por muchas horas o sientas fatiga a la hora de haber comido, hará que pierdas grasa de reserva o por el contrario la acumules en la barriga. Debes alimentarte por hambre y no por emoción o impulso ante el aburrimiento. Combinar la buena calidad nutritiva con un hambre fisiológico es la composición perfecta para lograr el cambio de hábitos que buscas.
Por último, agrega tranquilidad a tus momentos de comer. Hoy es conocido el mal hábito de comer apurado, pendiente de otra cosa o estresado. Reprograma tu mente para sentarte en la mesa o en un sitio tranquilo y alimentar tu organismo con paciencia y tranquilidad. Disfruta a plenitud tus alimentos, come despacio y sin distracciones. Conversa y comparte el momento. Si estás solo, date el tiempo de aprovechar para disfrutar de este placer. Aunque no lo creas, esa es la única manera de que tu cuerpo aproveche los nutrientes en su totalidad.
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