Bill Gates es sin lugar a dudas uno de los personajes más relevantes de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos de esta era moderna. Su legado como cofundador de Microsoft y sus contribuciones a la sociedad y la ciencia son innegables.
El sujeto cuenta recientemente con el extraño distintivo de haber sido uno de los pocos visionarios que logró predecir la pasada pandemia años antes de que sucediera. Pero también desde entonces se ha convertido en un referente obligado para reflexionar sobre el rumbo actual del mundo como comunidad.
Más allá de su labor en el campo de la tecnología Bill Gates cuenta con otra amplia trayectoria en distintos campos, en donde el sujeto incluso suele analizar y recomendar sus libros favoritos que ha leído a lo largo de cada año.
Así que las reflexiones profundas de corte más personal son algo común la vida cotidiana del muchacho. Y ahora, en la más reciente de las historias de este tipo en torno a él sucede que este sujeto se ha puesto muy reflexivo sobre lo que no hizo en su juventud y en qué gastó sus energías.
Bill Gates y su reflexión a destiempo de que no todo en la vida es trabajo
Sucede que Bill Gates fue invitado a dar el Discurso de Graduación para los egresados de la más reciente generación de la Universidad del Norte de Arizona.
Y ahí el magnate reflexionó profundamente sobre su vida, donde confesó que él no dimensionó la magnitud real de crecer hasta que no fue padre y maduró por esa y otras circunstancias:
“Hubiese querido saber que hay más en la vida que el trabajo. (...) Yo no creía en los fines de semana. Empujé a todos a mi alrededor a trabajar muchas horas.
Pero no son holgazanes si se dan un poco de espacio. No esperen tanto como yo para aprender esta lección. Tómense el tiempo para nutrir sus relaciones, celebrar sus éxitos y recuperarse de sus pérdidas.
Tómense un descanso cuando lo necesiten. Tómenlo con calma con las personas que los rodean cuando también lo necesiten.”
Es una situación común e inherente a la condición humana. Donde vivimos nuestra juventud bajo una ritmo, visión y perspectiva para darnos cuenta mucho tiempo después que las cosas no eran tan extremas como las sentíamos en ese momento.
Se trata del reflejo mismo de la sabiduría que nos regala el paso del tiempo, pero en algunos casos cala más que en otros el acto de llegar a esta conclusión fuera de tiempo.