“Trabajo para que mi hija, cuando sea grande, sienta que de verdad puede conseguir y hacer lo que quiere: Seguir la carrera que elija y alcanzar sus objetivos personales y profesionales. Porque le irá súper bien”, explica Mirella Miranda, lideresa del sector tecnológico en el Perú, durante una reflexión sobre su trabajo en el Día de la Mujer.
Este 8 de marzo se celebra en el mundo entero el Día Internacional de la Mujer. La jornada conmemora la lucha de las mujeres por una participación igualitaria en la sociedad y el desarrollo íntegro como persona. Si bien se han logrado muchos avances desde que la ONU reconoció la fecha en 1975, existen diversas brechas y barreras que aún faltan superar.
La industria tecnológica, según analistas y medios especializados como, es un sector dominado por una “cultura masculina” donde las mujeres son sistemáticamente discriminadas. Las grandes marcas de Silicon Valley, conscientes de esta problemática, han emprendido iniciativas de igualdad y recortes de brechas por género. Un ejemplo de lo logrado es la empresa Google.
Mirella, egresada de la facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ejerció su carrera por cinco años hasta que un día dijo: ¡Basta! Viajó a Estados Unidos y obtuvo un magister en administración por la Universidad de Chicago. Se dedicó a trabajar en roles específicos hasta que vio una oportunidad: La oficina de Google buscaba talentos locales.
Durante tres meses pasó por un proceso de selección que incluyeron hasta cinco entrevistas con personalidades de diferentes cargos, roles y países. “Mi última entrevista fue con el __country manager__ de Perú. Creo que [este proceso de contratación] te hace confiar en que estás postulando a una empresa que valora mucho la diversidad y el talento”.
Han pasado ocho años. Mirella fue una de las primeras personas dentro de la oficina de Google Perú. Llegó como analista de industria, un rol que mezclaba estrategia con marketing y algo de analíticas. Ella tenía poco tiempo ejerciendo un cargo con un rol estratégico, pero obtuvo la confianza de sus superiores hasta ser, ahora, gerente de Análisis de Negocios de **Google **para la Región Andina, embajadora de Google.org y líder de Women at **Google **en Perú.
Gracias, iniciativa
Luego de 14 entrevistas, Adriana Noreña recibió una oferta en el inicio de operaciones de Google en Brasil, poco después de enterarse de que estaba embarazada. Decidió contárselo al que sería su jefe, este la felicitó y le preguntó: ¿Cuándo empiezas a trabajar? Lo “normal”, lamentablemente, era que la propuesta sea declinada, por eso la seguridad ofrecida llenó de confianza a Noreña en 2005 para llegar a escalar hasta directora general de Google **Hispanoamérica 11 años después y ser una de las promotoras de la iniciativa Women at **Google, según relata “Forbes”.
La intención de empoderar mujeres no es nueva. Este proyecto ayudó a muchas dentro de la organización formándolas como líderes. Así, por ejemplo, facilitó que una peruana sea la actual gerente de Productos, Soluciones y Análisis de Negocio para **Google **Hispanoamérica, la psicóloga Deb Reyes. La egresada de la Universidad de Texas es líder de un equipo de expertos de la industria de alto rendimiento que analizan el mercado de la región para conseguir soluciones con marketing digital.
Las más grandes líderes mujeres dentro de Google: * Ruth Porat, vicepresidente senior y director financiero de Google y Alphabet * Susan Wojcicki, CEO de YouTube * Lorraine Twohill, vicepresidente senior de Global Marketing * Jen Fitzpatrick, vicepresidente senior de Geo y una de las primeras ingenieras mujeres de Google
Mientras Mirella postulaba en Perú, casi en paralelo Deb lo hacía en las oficinas de Google en Argentina. Afirma que ha tenido “la suerte de participar de varias iniciativas” de la empresa de Mountain View que la capacitaron para que pueda ascender y hacer carrera dentro de la marca. “Me han ayudado a poder emprender de forma profesional y crecer como una mujer en el ámbito laboral”, dice. “Me di cuenta que no tenía límites”.
Deb está convencida y predica que todo lo consiguió gracias a sus méritos. “Con mi experiencia en Google, creo que es una empresa que valora mucho el mérito. Es una empresa en la cual el esfuerzo y la dedicación a mi trabajo se valora y se recompensa”. Y esto mientras convive con su otra faceta, tal vez la más importante y motivo de superación para cualquier persona, el de educar a sus hijos.
Con dos pequeños, de cuatro y ocho años de edad, en casa, Reyes tiene la “suerte”, como ella dice, y facilidad de trabajar de manera remota a través de archivos en línea y video conferencias. “Me permite seguir desarrollando mi carrera, pero al mismo tiempo ser una mamá muy presente”.
El beneficio de Deb la tienen solo un puñado de privilegiadas. Por eso mismo es consciente que “nuestra misión como mujeres en puestos de liderazgo es también ayudar a generar conciencia en la industria acerca de la importancia de este tipo de flexibilidad, y así promover que las mujeres permanezcan en sus trabajos sin sacrificar calidad de vida para ellas y sus hijos”.
Existe brecha, pero no conformidad
Google está al tanto de que existen brechas por género dentro de su organización, precisa Matías Fuentes, el responsable de Comunicaciones de Google para Perú y Argentina. Y ese es el primer paso para enmendar el problema, pues al tenerlo ya identificado es que construyó una estrategia para revertirla. Así nace el puesto de analista para la Equidad Salarial de Google, que ahora lo ocupa Lauren Barbato.
En una reciente entrada en el blog de Google, Barbato explica que “la compensación debe basarse en lo que haces, no en quién eres”, ratificando lo que afirma Deb. Esto a la vez para comunicar que, como cada año, cuando se detectan diferencias de pago sea por género, raza o creencia, la empresa destina una suma para remunerar lo equivalente a sus pares que han ganado más.
Para las mujeres, el respaldo más importante por parte de la empresa es el proyecto antes mencionado, Women at Google. “Forbes” estima que la iniciativa la conforman cerca de 8 mil personas de casi 30 países. Se sostiene en tres fundamentos: “Desarrollo profesional”, bajo la guía de mentores hombres y mujeres de la empresa que ofrecen su tiempo y experiencia en talleres; “Conexiones”, con mujeres líderes ofreciendo pláticas de evolución personal; y “Comunidad”, que se enfoca en trabajar con mujeres ajenas a Google para que se interesen en las ciencias y emprendimientos.
Estos entrenamientos ayudan, sobre todo, a eliminar los prejuicios que existen tanto de y hacia hombres y mujeres. Mirella afirma que es otro ejemplo de diversidad que busca **Google **en diferentes aspectos. Mientras que las formaciones impartidas a la comunidad buscan “cambiar el futuro” por uno donde las mujeres estén más integradas en el sector tecnológico.
“El año pasado, **Google **destinó más de un millón de dólares para una ONG que buscaba apoyar la educación de niñas en materias digitales. Una organización que recibió parte de esta donación fue Laboratoria”, comenta Deb.
“Google es consciente que en los próximos años habrá mucha más demanda de roles de ingeniería y en el sector tecnológico y tal como está la situació hoy habrá muy poca oferta del lado de mujeres dentro de estas carreras”, añade la ejecutiva. Es por esta razón también que se han enfocado en visitar colegios para hablar sobre carreras tecnológicas, y es que la mejor forma para empoderar mujeres es formarlas desde niñas en que son y merecen ser iguales que los hombres en cualquier carrera.
Deb y Mirella son líderes tecnológicas en el Perú. Son un ejemplo que con esfuerzo, lucha y concienciación se pueden superar las brechas impuestas por la sociedad o empresas. Y si bien ambas tienen objetivos en los que a corto plazo buscan perfeccionar la labor de los equipos que dirigen y así seguir creciendo profesionalmente, lo hacen mientras empoderan a otras mujeres a seguir su ejemplo.
Mirella, particularmente, fue consciente de lo antes mencionado como una necesidad recién cuando se embarazó de su primera hija. Porque, así como quiere influir de alguna manera en chicas y niñas a través de su trabajo y ejemplo, quiere que su pequeña, cuando sea grande, esté segura de que puede conseguir y hacer lo que quiera: seguir la carrera que le plazca y alcanzar sus objetivos profesionales y personales en igualdad de condiciones que sus compañeros varones.
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