El retraso de la paternidad y el estilo de vida tienen mucho que ver. En la actualidad, los expertos en infertilidad estudian a detalle los gametos masculinos para mejorar las tasas de fecundidad.
El espermatozoide es una de las células más pequeñas del cuerpo. Imaginemos su tamaño: de la cabeza a la punta de la cola, posee una longitud de 55 micras, eso es unos 0,055 milímetros. Es tan diminuto, que su tamaño es 10 mil veces menor que un óvulo.
En condiciones normales, cuando un hombre eyacula, transporta en el semen entre 60 y 300 millones de espermatozoides, eso según la duración de la abstinencia previa. En su recorrido hasta la Trompa de Falopio, este nadador por excelencia debe viajar en promedio unos 175 mm, a una velocidad de 3 mm por minuto. La hazaña podría durar en teoría menos de una hora, aunque en la práctica podría durar mucho más.
A través del estudio del semen, los especialistas en infertilidad pueden conocer las características principales de los espermatozoides en un hombre que desea ser padre. El problema ocurre cuando estas células no presentan una forma o condiciones normales, representando así un gran riesgo para el objetivo de la fecundación.
A detalle. Así se ven los espermatozoides en el laboratorio.
Una amplia revisión de estudios, publicada en Human Reproduction, revela que la concentración y número de espermatozoides han disminuido constantemente en las últimas cuatro décadas, hasta disparar la infertilidad masculina. En ese lapso, la cantidad de esperma eyaculado por los varones ha descendido hasta un 59,3% y la concentración de esperma hasta un 52,4%. Más detalles en este link.
Eso quiere decir que una proporción cada vez mayor de varones tienen un conteo espermático por debajo del umbral de la subfertilidad o de la infertilidad. ‘Los estudios son claros. Así como ocurre con las mujeres, el reloj biológico del varón también juega un papel fundamental en el éxito o fracaso de una concepción’, revela Augusto Ascenzo Aparicio, especialista en infertilidad y director de la Clínica Miraflores.
El bajón reproductivo mucho tiene que ver el código genético y la edad del propio paciente. ‘Yo soy un mejor nadador a los 20 años que a los 40 años. Eso mismo pasa con la fertilidad masculina. La calidad de los espermas baja con el tiempo. Por eso los donantes de semen suelen ser chicos menores de 25 años’, sostiene Ascenzo Aparicio.
Los estudios sobre fertilidad indican que la edad ideal para ser papá está entre los 20 y 40 años. Luego de ello, la fertilidad puede bajar en un 70% y hasta en un 80% cuando se pasa el umbral de los 50 años. Y si bien eso no quiere decir que los hombres mayores de 50 años no puedan tener hijos (de hecho, muchos profesionales están eligiendo retrasar cada vez más la paternidad), sí es cierto que a edades mucho mayores, crece considerablemente el riesgo de que los gametos sufran alteraciones y fragmentaciones de su ADN, algo que se asocia a las malformaciones en el embarazo.
Hoy en día existe una técnica de fertilidad asistida que permite seleccionar los mejores espermatozoides para mejorar las tasas de éxito en la fecundación. Su nombre: PICSI o ICSI fisiológico. A través de esta técnica, se selecciona el gameto más competente en base a su capacidad para unirse al ácido hialurónico (AH), el componente principal de las células que rodean el óvulo.
El AH juega un papel importante dentro del aparato reproductor femenino, específicamente en la selección de los espermatozoides más competentes para la fecundación. Ocurre que solo aquellos gametos que han completado un correcto proceso de maduración son capaces de desarrollar receptores específicos para unirse al AH.
‘Solo estos espermatozoides con receptores para el AH podrán acercarse a las células que rodean el óvulo, perforar el ácido hialurónico y alcanzar el ovocito para fecundarlo. Por eso se considera que estos gametos son de mayor calidad y tienen una mayor integridad en su material genético que aquellos seleccionados convencionalmente por observación’, sostiene Ascenzo Aparicio.
El PICSI se realiza en placas de cultivo estériles, donde se colocan micropuntos de hidrogel de ácido hialurónico. Aquellos gametos que se adhieren al AH son escogidos y removidos delicadamente con una micropipeta. La técnica fue diseñada para mejorar la práctica de la Microinyección Intracitoplasmática de Espermatozoides (ICSI), en la que un solo esperma se selecciona y se inyecta en el óvulo para lograr la fertilización.
La selección de espermatozoides con esta técnica permite obtener mejores tasas de fertilización y embarazo y reduce las probabilidades de aborto. Su uso es recomendado en aquellas parejas con mala calidad espermática del varón o en aquellas a las que se ha practicado un ciclo de ICSI y no han obtenido los resultados deseados.
Augusto Ascenzo recuerda que la infertilidad masculina puede obedecer a muchas causas. Con el tiempo, los gametos del varón suelen ser más vulnerables a las toxinas, la contaminación, el calor y otros agresores. Además, el ser humanos está durmiendo cada vez menos, producto de la tecnología, lo que empeora el panorama. ‘Por ello, si una pareja lleva más de un año tratando de tener un hijo y no ha podido lograrlo, lo ideal es que acudan a un especialista para hacer una evaluación’, aconseja el experto. Más informes al 610-9696.