“No soy un gato haciendo monadas, ni un bebé riendo, ni un grupo de chicos ensayando el baile del verano”, dice un hombre canoso a la cámara antes de explicar su propósito: solo 30 segundos de visionado para que la Fundación Arrels, una ONG de Barcelona que ayuda a las personas sin hogar, reciba el dinero proporcionado por los anunciantes.